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Hannah Arendt, editora de Walter Benjamin
Agustín Berti.
II Jornadas Internacionales Hannah Arendt. Lecturas de Arendt. UNC, Córdoba, 2011.
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Resumen
Una de las primeras ediciones de traducciones de Walter Benjamin al inglés fue prologada por Hannah Arendt en 1968. Bajo el título Illuminations se publicó una la selección de ensayos acompañados por una introducción ("Walter Benjamin: 1892-1940") y una "Nota de la Editora" de Arendt. Dicha introducción es aún hoy objeto de controversia por la lectura que propone de la obra de Benjamin y el contexto de producción de la misma (o lo que es lo mismo, la trágica vida de Benjamin). El texto de Arendt discute la lectura de Theodor W. Adorno, también amigo de Benjamin, que junto a Gretel Adorno había publicado los ensayos traducidos en Illuminations en los dos volúmenes de las Gesammelte Schriften en Frankfurt en 1955. Arendt consideraba a Benjamin como crítico literario en tanto que Adorno señala el carácter eminentemente filosófico del pensamiento de su amigo en común. El eje de la disputa está en la presentación de Benjamin como crítico literario que surge a partir su uso de categorías y conceptos del marxismo. Ella afirma que el uso heurístico de la "doctrina de la superestructura" era un camino poético de acceso al conocimiento antes que un método histórico y filosófico. El método benjamineano sería así profundamente "no dialéctico", y es estimulante precisamente por no seguir la ortodoxia marxista. En su lectura de Benjamin, la relación de estructura y superestructura en Marx adquiere un carácter metafórico y por ello su pensamiento se vuelve poético al establecer una conexión entre la percepción sensible y la superestructura.Para discutir esta lectura se compara con la sistematización del pensamiento benjamineano ofrecida por otros de sus críticos en torno al concepto de "apocatástasis". Tanto Susan Buck-Morss como Michael Löwy, este último explícitamente crítico sobre la lectura arendtiana de Benjamin. Ambos autores proponen que la dialéctica marxista en Benjamin se profundiza como "apocatástasis". Arendt minimiza la reformulación del marxismo en Benjamin, focaliza en sus reflexiones literarias y a partir de allí apunta a la importancia de "El narrador" en función de sus propios desarrollos en torno a los conceptos de "autoridad" y "tradición". Buck-Morss desmonta esta identificación de Benjamin con los "hombres de letras" que propone Arendt a partir de la crítica benjamineana de la "empatía" del escritor burgués con el mendigo. Sin embargo, la sistematización de Buck-Morss otorga una coherencia política de sentido revolucionario a categorías que no la evidencian explícitamente.La lectura arendtiana hace foco en la producción de Benjamin desde El concepto de crítica en el romanticismo alemán de 1920, sin mención de sus textos de juventud, a pesar de que la biografía intelectual que presenta abarca (y ahonda en) dicha etapa. El interés de Arendt estriba en categorías como "experiencia" que le permiten asimilar las preocupaciones benjamineanas a una lógica que, a riesgo de anacronismo, podríamos calificar de "apocalíptica" en relación a la técnica. Así, pone el acento sobre las pérdidas (la imposibilidad de hacer experiencia, la pérdida del aura, la pérdida del arte de narrar) que trae la modernidad, antes que los quiebres y las posibilidades que los mismos inauguran (la reproductibilidad, la ruptura con la tradición, el montaje, el surrealismo como revolución constante) a partir de los cuales Benjamin pone en tensión la técnica, la política y las vanguardias artísticas. Este énfasis en las pérdidas será la base para su afirmación sobre la existencia de importantes coincidencias entre Heidegger y Benjamin.Por ello exponemos brevemente el contexto de circulación de la obra de Benjamin en el periodo anterior a la publicación de la introducción de Arendt. Consignamos algunas de las críticas y observaciones a la lectura de Benjamin propuesta por Arendt, en especial en lo relativo al método benjamineano y su uso heterodoxo de la dialéctica y su lectura de Marx, los conceptos de experiencia y narración y sus diferencias con Heidegger que Arendt mitiga.Ampliando estas diferencias discutimos brevemente el rol de Asja Lácis en la formación política de Benjamin de quien Arendt omite toda mención. Miembro del círculo de Brecht en Berlín, Lácis fue fundamental en el desarrollo del pensamiento benjamineano por ser quien introdujo al marxismo y parte central en su experiencia soviética. Omitiendo su descubrimiento del marxismo y su viaje a Moscú, Arendt postula una persistente ambigüedad de Benjamin entre sionismo y comunismo, presentándolos como polos de oscilación propios de la juventud judío-alemana a comienzos del siglo XX que signarían toda su vida.Por último ofrecemos algunas conclusiones provisorias en torno de la relación técnica-tiempo-totalitarismo en Arendt como trasfondo de su lectura no marxista de Benjamin.
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