En Genealogía del Islamismo, Olivier Roy se propone comprender el islamismo para superar estigmatizaciones e incomprensiones. Lo define como una lectura política y radical del fundamentalismo religioso, su naturaleza política es definitoria y es por ello que hay un fuerte interés en la complejidad de la vida social. Por otra parte, pensadores islamistas como Ala al-Maududi introdujeron conceptos radicales como el de yahiliya (“tiempo de la ignorancia”) y revolución islámica, llegando a definir al islam como una tercera vía entre el capitalismo y el socialismo. Roy introduce el concepto de “doble ruptura” de los islamistas: con el fundamentalismo tradicional y con la modernidad laica occidental. Por otra parte, en La revancha de Dios Gilles Kepel plantea que los años 70 son una bisagra en lo que a las relaciones entre religión y política respecta. El autor analiza la emergencia de un nuevo discurso religioso en el cristianismo, el judaísmo y el islam que hace hincapié en el retorno de lo sagrado como fundamento del orden social. Se buscará indagar desde un punto de vista teórico conceptual el fenómeno del islamismo considerado como la forma que esta “revancha de Dios” adopta en sociedades en las que se considera que la modernidad ha sido truncada, que no se ha desarrollado ni en sus aspectos políticos ni en sus aspectos económicos. Se intentará una comprensión del islamismo en un caso puntual: el movimiento de la Intifada palestina de fines de los ochenta y el surgimiento de Hamas como ejemplos de un proceso de “islamización desde abajo” o ruptura islámica en lo cotidiano (como consecuencia del fracaso de la “islamización desde arriba”), mencionado por Kepel. Se proponen algunas ideas o problemáticas a indagar a partir de este caso: matizar o poner en cuestión la tesis del islamismo como reacción a la modernización para pensar en qué medida no es aquél una forma de peculiar modernización. Otro punto de interrogación se enfocará en pensar cómo el islamismo, que teóricamente rechaza toda lógica nacional, logra ganar terreno e imbricarse en una problemática, la del pueblo palestino, que era hasta los ochentas mayoritariamente secular y nacional.