Desde finales de la década de 1990, el surgimiento de los movimientos de trabajadores desocupados en Argentina vino aparejado de nuevas formas organizativas que hicieron foco en la construcción desde el territorio y en la distancia respecto de la disputa directa por las instituciones estatales (Zibechi, 2004). Este surgimiento se dio en el marco de una fuerte pérdida de legitimidad del sistema político y de una crisis económica y social de honda magnitud promovida por la implementación del modelo neoliberal en el país (Delamata, 2004). No obstante, y tras el cambio de época (Svampa, 2008), que implicó la llegada de gobiernos progresistas y/o de centro izquierda (Sader, 2009) al poder -tendencia que se observó en gran parte de América Latina-, profundas transformaciones tendrán lugar en el campo de los movimientos sociales. En Argentina, la etapa abierta entre 2003 y 2015 con los gobiernos presidenciales de Néstor Kirchner primero y luego de Cristina Fernández, implicaron una recomposición de las mediaciones estatales y de sus capacidades y legitimidades al momento de regular la actividad en la sociedad (Cheresky, 2004). Este nuevo escenario impactó de lleno en las perspectivas de los movimientos sociales, llevando a un conjunto importante de organizaciones de desocupados, de colectivos culturales y otras similares que se habían conformado al calor de las jornadas destituyentes de 2001, a ocupar cargos de diversos gobiernos en función de la adhesión al proyecto político kirchnerista (Massetti, 2009); en contraposición, otro conjunto de movimientos rechazaron dicha integración, denunciaron el carácter de ‘cooptación’ que la misma implicaba, y continuaron construyendo poder en el campo de lo social (Campione y Rajland, 2006). No obstante, algunos movimientos comenzaron a trazar un recorrido complejo y mixturado en el cual, si bien no se integraron a las gestiones gubernamentales, comenzaron a ensayar vías alternativas de construcción de poder que, aún haciendo foco en la construcción territorial, establecieron múltiples vasos comunicantes con el Estado e, incluso más, iniciaron un camino de disputa por dichas instituciones pensado como un punto de llegada en el largo plazo. En dicho marco, la presente ponencia busca describir la experiencia del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Lomas de Zamora, miembro del Frente Popular Darío Santillán: una organización argentina de presencia nacional. Por medio de una estrategia multimétodo que combinó entrevistas en profundidad con observación de campo y con análisis documental, este trabajo muestra las transformaciones que el movimiento fue experimentando al calor de la relegitimación institucional acaecida durante la etapa kirchnerista en el país; los resultados aquí expuestos son parte de lo analizado en mi trabajo doctoral (Longa, 2016) en el cual observé las relaciones entre movimientos sociales, Estado y gobiernos en Argentina entre 2003 y 2015.