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Los campesinos y el desarrollo rural en México
Fernando Saavedra Peláez.
XXXI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Montevideo, 2017.
Resumen
Las políticas agrícolas en México suponían que era imposible mantener a las economías agropecuarias campesinas insertas parcialmente en el mercado de la producción, y que su empobrecimiento conduciría a la desaparición de las formas de producción campesinas. Sin embargo, se mantiene el autoconsumo, el uso de mano de obra familiar y aumenta la venta de mano de obra de estas familias, convirtiéndose en semi-asalariados necesarios para el mercado de trabajo rural y para el de las empresas agroexportadoras. Esta ponencia discute algunos conceptos puestos en juego con base en la información de los dos últimos censos agropecuarios y la encuesta más reciente sobre el sector. A partir de los años 90 la política agrícola ha privilegiado a los grandes productores comerciales y ello ha producido una precarización de los pequeños productores. El que un grupo importante de la población rural no acceda a los beneficios del desarrollo (marginación) oculta que en términos estructurales los pequeños productores agrícolas dada su situación patrimonial y acceso a recursos, entre otros, están al margen (marginalidad) del proceso económico en general. El problema de los pequeños productores en general (Appendini, K. 2014; Eakin, H., H. Perales, K. Appendini, and S. Sweeney 2014; Yúnez Naude, A., J.E. Taylor, and J. Becerril García. 2000; Saavedra F. y Rello F. 2012) ha sido estudiado desde diferentes perspectivas. La información del VII Censo Agrícola-Ganadero 1991 y del 2007 muestra que cerca del 80% de los responsables de las unidades de producción rurales continuaban laborando en los predios de su propiedad o bajo su control sin recibir remuneración alguna, lo que implica que continúa dándose una estructura de producción campesina o al menos desvinculada del mercado de trabajo. El análisis de la información realizado permite sostener que la pequeña producción agrícola se mantiene aún, y que nuevamente es incluida en las políticas públicas, pero nombrada como agricultura familiar de susbsistencia (FAO, 2016).[1] [1] La FAO señala que tanto la Agricultura Familiar como la Agricultura Familiar de Subsistencia tienen en común: (1) la creciente multiactividad de los agricultores y de los miembros de sus hogares; (2) el lugar en donde se desarrolla la actividad productiva coincide con o se encuentra muy cerca del lugar de la vivienda y (3) la explotación del predio depende directa y principalmente de la fuerza de trabajo familiar, sin prejuicio del empleo ocasional en otras actividades o de la contratación de mano de obra temporal. Sin embargo, mientras que la mayor parte de la producción desde la Agricultura Familiar se destina al mercado, la producción desde la Agricultura Familiar de Subsistencia es fundamentalmente para el consumo familiar (autoconsumo).
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