Este trabajo parte de la afirmación dada por Michel Foucault en Defender la sociedad donde sostiene que: “La medicina va a ser [en el siglo XIX] una técnica política de intervención, con efectos de poder propios. La medicina es un saber/poder que se aplica, a la vez, sobre el cuerpo y sobre la población...” A partir de esta cita buscaremos desarrollar un análisis desde el vocabulario foucaulteano sobre el saber médico que permita dar cuenta que la medicina es una práctica de poder y, al mismo tiempo, un saber que produce un determinado tipo de sujeto y de verdad.

Dicha ponencia propone repensar el alcance teórico-filosófico y político de los estudios literarios al interior del pensamiento foucaultiano; con la intención de dar cuenta que la literatura, entendida como vía de cuestionamiento filosófico, ha sido el espacio de pensamiento crítico desde donde Foucault ha comenzado su reflexión política sobre la subjetividad.

La efectividad de los mecanismos extractivistas epistémico-ontológicos (Grosfoguel, 2016) en América Latina han abonado diversas prácticas de re-existencia, formas de resistencias y de producción y reproducción de la vida en común. La impotencia -como exceso inarticulado de potencia- (Virno, 2021) del capitalismo y del modelo neoliberal, también posibilita la observación de otras formas producir lo común (Gladys Tzul Tzul, 2019), de ser y estar. Entre las capas de dispositivos que refuerzan mecanismos de control y des-subjetivación, se despliegan tramas subterráneas de proximidad. Nada puede impedir que el hombre se sienta nacido para la libertad (Weil, 2007), entendida como contorno de la relación entre el pensamiento y la acción. Insurrección, resistencia y re-existencias abren los pliegues donde anida cierta fuerza vital que aloja los saberes del cuerpo, el lenguaje y el deseo, como horizontes de restitución comunal in-disciplinaria (Gutierrez Aguilar, 2016). La antropofagia colonial engulle el saber de los cuerpos, la lectura de los astros, deglutiendo subjetividades y ultrajando lo sagrado, para regurgitar métodos de reproducción de un orden social omnipresente que uniforma lo diverso y ahoga la proximidad como posibilidad. Es en este escenario donde las categorías y conceptos que se proponen surgen del pensar y vivir la trama con los pies, como el frente de insurrección comunal donde sudan los cuerpos que se encuentran y danzan, ensayando espacios que dan lugar a otros espacios, vacíos y silencios que alojan posibilidad. Devenir artesanos de un otro orden social, a partir del diálogo comunal, como herramienta y práctica política decolonial a partir de una categoría común para las otredades sujetos de ese diálogo: el prójimo. En guaraní la garganta es nombrada con la expresión ñe’e raity que quiere decir “nido de la palabra-alma” (Rolnik, 2019). El cuidado de lo que anida en la garganta comunal supone un tiempo no lineal. Entonces, en ese nido -espacio- habitan los comunes sostenidos sobre la trama de las relaciones entre próximos. Latinoamérica, altar donde las alteridades son inmoladas por el gigante tirano etnocida, también es territorio de gestación y sostenimiento de tramas de lo común a partir del cuidado y la proximidad, que insisten en el silencio del mundo. La (des)aproximación acelerada en las cárceles del consumo se manifiesta en adicción normalizada y terror a la desobediencia. Sin embargo, en la vida comunal -en la calle, en los barrios-, se inscriben los relatos que narran procesos de ayuda mutua, gestión del padecimiento y organización colectiva. Desencorsetar epistémicamente las subjetividades producidas por el mercado deviene en otras posibles narrativas. Resuena el ritornelo, la coexistencia de otros mundos posibles en las intermitencias de lo común y la proximidad. La cartografía comunal es la partitura que sostiene unas notas, sin solución de continuidad. Este andar acaracolado de los comunes enlaza los acordes que suenan en el aparente silencio, inscriptos como condición de posibilidad de un principio de incertidumbre respecto de la posición y el momento para cada una. En el barrio Anacleto Medina suena una canción y es la que les queremos cantar.

En 1972, Louis Althusser confiesa: “Fuimos culpables de una pasión fuerte y comprometedora: fuimos spinozistas” (Althusser, 1975: 44). Una confesión de este tipo nos lleva a interrogarnos acerca de las capacidades que encarna el pensamiento teórico y sus desafíos para pensar la praxis política en términos de emancipación. En efecto, fue en Spinoza donde Althusser encontró la posibilidad de pensar la filosofía como un modo salvaje de intervención en la realidad, esto es, un punto de apoyo para pensar lo que luego denominó como “la lucha de clases en la teoría”. Esta “lucha de clases” implica una tarea de des-sustancialización de las estructuras sociales y, por ello, en reconocer el aspecto relacional de la realidad: una tradición materialista que, como bien observa Althusser, comienza con Spinoza. En este sentido, nuestra propuesta de lectura intenta abordar la filosofía de Spinoza a partir de una serie de categorías que permitirán dar cuenta de estos efectos emancipatorios: el primero de estos propone interpretar la ontología de la inmanencia como “ontología de la relación”. El segundo, vinculado a los modos de enunciación filosófica de la relación, se expresa como “poética de la relación”, y que, frente a la pretensión de sistema cerrado y oclusivo, abre el lenguaje a la pluralidad de lo singular que, en línea con Édouard Glissant, se presenta como “trama”, “entrelazamiento”, “encuentro”.

En líneas generales, cuando se explora la arqueo/genealogía de los saberes llevada a cabo por Michel Foucault a lo largo de toda su obra se hace foco en ciertas prácticas discursivas como las ciencias humanas y, muy recientemente se ha ampliado el análisis hasta incluir disciplinas como la economía política. En nuestra exposición pretendemos poner en consideración los planteos del pensador acerca de la filosofía. A este respecto, nos interesa dar cuenta tanto de sus relevamientos de los efectos de sujeción producidos por el discurso filosófico cuanto de sus potencialidades emancipatorias.

Nuestro trabajo no pretende ser otra cosa que una propuesta de lectura del proyecto crítico de Immanuel Kant, y, en particular, de su “Crítica de la razón pura”. Buscaremos alejarnos de una interpretación áspera que solo le interese, ya sea señalar, ya sea reprochar, el dogmatismo intrínseco de la obra, donde cada elemento caería en la rigidez arquitectónica de un sistema estático. Según esta lectura, los productos múltiples de la razón, sumergidos en contradicciones polémicas, parecerían ser superados como falsas figuras ante la revelación a-histórica de la “Crítica”. Sin embargo, Kant mismo señala que la guerra es el estado natural de la razón humana; y que es ahí donde ella se gesta y ahí también donde entra en contradicciones consigo misma, puesto que la pregunta por lo indeterminado es su estado inicial, y su postura frente al mundo mecánico del entendimiento, lo que le es propio. A partir de esto, nos interesa seguir una lectura de la “Crítica de la razón pura” que reconozca, junto a Kant, el ‘artificio’ que supone toda crítica, como instrumento frente a lo natural. Y, todavía más, ver la crítica (postura filosófica) y la “Crítica” (obra históricamente situada) como un instrumento pedagógico que formula la propia razón en un intento autodidacta por educarse y legislarse, y arrancar de sí el pólemos natural. Nuestra lectura recorre en paralelo los Prólogos, la Dialéctica Trascendental y la Doctrina Trascendental del Método de la “Crítica de la razón pura”; junto a la “Pedagogía” de Kant. Nos interesa, en primer lugar, comprender ese estado natural de la razón en guerra consigo misma, y cómo de ahí se gesta la dialéctica. En segundo lugar, quisiéramos comprender el sentido de la pedagogía kantiana, cuyo primer eslabón en la formación no es otro que la disciplina, tanto en la “Pedagogía” como en la Doctrina Trascendental del Método. En tercer lugar, a partir de la idea de una razón auto-disciplinante, comprender el lugar de la “Crítica” (en particular la Dialéctica Trascendental) como instancia educativa y formativa. En cuarto lugar, buscaremos cerrar con una reflexión interpretativa del criticismo kantiano que escape a aquella rigidez arquitectónica y realce su sentido de ‘proyecto a realizar’: es decir, como esquema de una Ilustración posible, pero no actual.

A partir del concepto althusseriano de “problemática” se intenta señalar algunos fundamentos y presupuestos que operan en el tratamiento clásico del problema de la relación entre el conocimiento y su valoración político-social. Se sostiene que la utilización del concepto de “problemática” en el abordaje de esta cuestión habilita una perspectiva crítica que se despliega en una doble dirección. Por un lado, permite identificar los presupuestos que operan, explícita o implícitamente, en la indagación sobre dicha relación y que constituyen el marco dentro del cual la indagación se desarrolla; por otro, la utilización del concepto de problemática permite desarticular esos presupuestos y ampliar el espacio teórico para el abordaje del problema de acuerdo a una nueva perspectiva. El trabajo se enfoca en los puntos principales mediante los cuales la perspectiva crítica althusseriana intenta desplazar a la “perspectiva representacionalista” de la “filosofía clásica del conocimiento” para abrir paso al estudio del “mecanismo real de la historia de la producción de conocimientos”. Dentro de esta perspectiva se contrasta el vínculo especular entre un Sujeto y un Objeto que presupone la teoría clásica del conocimiento con el vínculo de apropiación que el conocimiento implica de acuerdo a la concepción marxista del conocimiento como proceso de transformación. Para finalizar se postula que la perspectiva mencionada tiene la virtud de permitir pensar la politicidad del conocimiento como un elemento intrínseco al proceso de producción del conocimiento y no de acuerdo a una relación de exterioridad con el saber.

En la presente ponencia me propongo revisar el abordaje recurrente del discurso de los saberes acerca de “lo humano” desplegado por Michel Foucault, que se enmarca en su problematización de la crítica como actividad de diagnóstico del presente. En ese sentido, cabe destacar que al reconstruir el trabajo de archivo sobre los saberes cuya formación contribuyó a la constitución de la figura del “hombre”, no me refiero solamente a las ciencias humanas –sociología, ciencias con radical psi y estudios literarios– sino, además, al conjunto que saberes que enmarcan la problematización del “hombre”, en tanto que “vive, trabaja y habla”. Esto es, las ciencias que toman por objeto los denominados “cuasi-trascendentales” de la episteme moderna, es decir de la vida, el trabajo y el lenguaje. Por otra parte, cabe destacar que la escritura de la presente ponencia no se encuentra animada por un mero afán reconstructivo, ya que mi objetivo consiste en mostrar en qué medida el trabajo foucaultiano sobre determinados saberes contribuye al ejercicio del diagnóstico crítico del presente.

La postmodernidad ha permitido erigir estudios de corte crítico-sociales que muestran la diversidad de interpretaciones frente a un hecho cotidiano, haciendo que las lecturas de las minorías acalladas por las hegemonías cientificistas tomen relevancia en la construcción del imaginario colectivo que se convierte en realidades sociales vivenciadas desde las barriadas y asumidas en el comportamiento cultural. Es así como este estudio pretende evidenciar la visión integradora del ser que tiene la comunidad indígena Zenú del Cabildo de Membrillal con lo que respecto a la espiritualidad y la enfermedad se trata desde la medicina ancestral y cómo esta concepción se ha ido difundiendo gracias a la visibilización de los estudios etnográficos y las redes sociales como democratizadoras del conocimiento, hasta llegar a permitirles la sistematización, transmisión y difusión de su conocimiento ancestral desde la institucionalidad política y académica, permitiendo no sólo exponerla sino ganar adeptos que asisten a sus cultos, adoptando sus estilos de vida que sincretizan con la sociedad occidental. Palabras claves: espiritualidad, medicina ancestral, etnografía, estudios culturales, cosmovisión.

La educación se empeña de manera pertinaz de mantener la memoria del humanismo no solamente en los ámbitos de la filosofía académica, institucionalizada como saber escolar, sino en todos los planos de la vida social, estética, ética y política de la nación. El ejercicio educativo para fortalecer esta memoria humanista se basa en la idea de que la especie puede ser mejor de lo que es, con las adecuaciones necesarias, por vía educativa, si se logra mantener vivo un legado con más de dos mil quinientos años de antigüedad. Empero, sobre esa historia ininterrumpida se tienen que hacer balances y, en relación con las demandas del presente, hacer actualizaciones en términos de pertinencia y propiciar el olvido de lo que tal vez se ha convertido en un lastre para continuar la historia vital de la especie; y, al mismo tiempo, para acicatear por otras vías la posibilidad de seguir el viaje con otros itinerarios, tal vez, inclusive, poshumanos.

Nos interesa preguntarnos acerca del porvenir de la arqueología foucaulteana, entendida como un método de análisis que tiene por objeto a los saberes y, sobre todo, a las condiciones de posibilidad que los hicieron posibles. Sin embargo, si nos atenemos a los trabajos genealógicos desplegados durante la década del setenta, podemos observar la incorporación de nuevos recursos y elementos de análisis. Nuestra indagación tiene como propósito preguntarnos si, luego de desplegada la genealogía, puede seguir siendo factible una investigación arqueológica. ¿Es posible una arqueología luego de desplegada la genealogía? ¿Hay una ruptura, un abandono de una por la otra o, más bien, una complementación? ¿Es necesaria la genealogía para abandonar un cierto estigma “estructuralista” en el pensamiento de nuestro autor durante la década del sesenta?Creemos que en estas preguntas radica una posible respuesta al núcleo de la cuestión, a la pregunta principal: ¿Es la arqueología foucaulteana un intento de análisis desistido? Para responder a esto creemos que tiene que haber una respuesta que dé cuenta de la relación entre arqueología y genealogía, la cual creemos, nos permitirá otorgarnos recursos para poder determinar el porvenir de la arqueología.

Esta ponencia surge en el marco de la investigación realizada para mi tesis de Maestría, producto de mi desempeño como Defensora Comunitaria, en un cargo público con funciones de prevención, atención y promoción de los derechos humanos con población indígena y campesinos en contextos de violencia por el conflicto armado en Colombia. Dicho rol me permitió conocer desde adentro al Estado y algunas prácticas gubernamentales, así como las relaciones que establecen algunos grupos de individuos con las instituciones del Estado y sus funcionarios. En nuestra investigación encontramos como estrategia discursiva y herramienta del poder, la construcción de marcos normativos, es decir los instrumentos proporcionados por las técnicas jurídicas y los dispositivos del derecho. Por lo tanto, nos interesa dar cuenta de las subjetividades que emergen a partir de marcos jurídicos en particular de la ley 387, y 1448 que define y nombra a los sujetos desplazados y a las víctimas del conflicto armado. De este modo, develaremos algunos hallazgos de esa compenetración de los actores con ese saber que proporciona el derecho y algunas de sus consecuencias, logros, aciertos y desaciertos para su desarrollo.

El campo de la ciencia política está dominado, en efecto, por la tensión entre dos modalidades distintas e incompatibles de entender el análisis de los fenómenos políticos. De un lado, los investigadores pretenden producir trabajos científicos caracterizados por su objetividad y neutralidad. En esta perspectiva, buscan apoyo en un esquema racional que permita ordenar la complejidad de lo político en una unidad lógica, susceptible de clasificar lo existente sin implicar compromisos políticos. Al otro extremo de la ciencia política de nuestros días se ubica la corriente de pensamiento que se remonta a Karl Marx y que ha sido desarrollada especialmente por la Teoría Crítica. Esta posición heterodoxa reacciona a la naturalización y neutralización de la ciencia política de manera que no le atribuye validez universal a las ideas de los investigadores, ya que las considera más bien como la expresión de posiciones particulares marcadas por intereses y valores. El problema es entonces que esta polarización unilateral desestabiliza a la ciencia política hasta ponerla en cuestión en sus fundamentos. Ninguna de las dos alternativas se muestra capaz de interpretar la dimensión concreta de la acción. La primera porque, al reabsorber lo individual en los tipos ideales, pretende mantenerse al margen de la praxis histórico-política y su contingencia; la segunda porque logra incidir en la acción política sólo adoptando un punto de vista particular, negando así la posibilidad de una base común de discusión entre los adversarios. Para encontrar una salida posible al dilema que atraviesa a la ciencia política actual, hace falta volver al contexto en el cual este problema se formuló explícitamente. En el debate constitucional de la república de Weimar lo que ha sido objeto de disputa entre los diversos juristas ha sido el estatuto de la ciencia política y su relación critica con la ciencia política moderna.

Sujeción y libertad en las Instrucciones a los novicios de Hugo de San Víctor (1096-1141)

El transhumanismo, en tanto movimiento cultural, político y económico de raigambre californiana, ha irrumpido innegablemente en nuestra cotidianidad. Habitamos en un mundo poscoronial (Gabriel 2021) cuyas relaciones sociales y comprensiones han sido “aseguradas” por medio y gracias a las tecnologías de punta. En este sentido, vale el esfuerzo preguntarse de qué maneras los “discursos transhumanistas” —en sus producciones tanto académicas como no académicas, científicas, textuales, audiovisuales, artísticas, entre otras— han sido, son y serán capaces de modificar nuestra comprensión de nosotros mismos. En Le gouvernement de soi et des autres (1982-1983), y en Technologies of the Self (1988), el filósofo francés Michel Foucault nos ofrece dos posibilidades para analizar fenómenos que tienen relación con el conocimiento de nosotros mismos, a saber: la ontología de los discursos de veridicción y las tecnologías de sí. En ambas metodologías lo que se examina son las condiciones que hacen posible que nos entendamos de tal o cual manera. El objetivo no es sólo conocer algo de nosotros (alguna característica de mí mismo o la razón de mis acciones), sino comprender los presupuestos que nos imponen los discursos científicos, las relaciones con los demás o los enunciados políticos de los que no siempre somos conscientes. De esta manera, asumimos que el pensamiento transhumanista también puede ser analizado como un discurso que presupone verdades y al que le compete (a) un conjunto de reglas internas; (b) presupuestos ontológicos aplicados a la realidad; y (c) una comprensión particular de la entidad que somos. La filosofía, entendida como, “la forme de pensée qui s'interroge sur ce qui permet au sujet d'avoir accès à la vérité, la forme de pensée qui tente de déterminer les conditions et les limites de l'accès du sujet à la vérité” (Foucault, 2001), será el modo en que estos discursos podrán ser analizados. El hándicap principal de esta propuesta es que gran parte de los discursos transhumanistas no tienen una formación humanista capaz de ofrecer discursos coherentes respecto a sus propios presupuestos (Sorgner 2022). Muchos de sus portavoces están formados interdisciplinariamente, son polymathēs, es decir, personas que conocen muchas materias y que con su conocimiento pueden resolver varios problemas concretos. Los discursos por ellos presentados son momentos de intersección entre conocimiento técnico ingenieril —Kurzweil—, lucubraciones futurólogas —Treder, Bostrom o More—, performances artísticas —Vita-More—, diversas formas de conocimiento humanístico y post-humanístico —Sandberg, Hugues o Pearce—, entre otras. En su especificidad estos discursos se adaptan continuamente a los últimos avances de la investigación científica y tecnológica, abrazando un optimismo tecnológico que busca servir a los intereses humanos con la meta de trascender los limites de la existencia humana (Sorgner 2021). Situados desde una perspectiva latinoamericana preguntamos: ¿Cómo afectan estos discursos a nuestra propia autocomprensión? ¿No será, en palabras de Sloterdijk, otra manera de normar nuestro parque humano? ¿Será posible una apropiación situada y contextualizada en nuestra materialidad respecto a estos discursos?

Saber y escepticismo: hay que dudar al menos una vez en la vida de todas las cosas