Hace doscientos años, coincidente con la declaración del derecho napoleónico, la Revolución de Mayo de 1810 fue el punto de partida de la construcción de la nación argentina. Este hecho marcó la tenue emergencia de una identidad que quedaría marcada a sangre en el cuerpo de los argentinos, pero también un hecho patrio que fue usado en la defensa de los intereses de ciertos sectores. La historia de la revolución fue y es usada como el andamio que sostiene ciertos criterios, así como el himno, la bandera y la ideología de las generaciones intelectuales de los sectores acomodados del Siglo XIX, aquella revolución será el marco de referencia de nuestra Argentinidad.