Como producto de la urbanización que se vive actualmente en América Latina, se ha producido la segregación espacial, donde las ciudades se encuentran divididas de acuerdo a los estratos socioeconómicos, haciendo que algunos sectores sean menos privilegiados que otros. Bajo ésta premisa, algunos territorios que regularmente comparten su asentamiento sobre las periferias de las ciudades, han desarrollado de manera histórica procesos de violencia. De allí, que la ponencia procede de la investigación denominada “Dinámicas instituyentes de fronteras imaginarias en la Comuna 10 de Pasto” la cual se enmarcó en el paradigma cualitativo, desde una perspectiva fenomenológica. Para la recolección de la información se utilizaron grupos focales, grupos de discusión y la observación participante, y el análisis de información se realizó a través de un proceso de triangulación categorial mixto, categorías de análisis de deductivo para orientar el trabajo de campo y categorías emergentes para favorecer el develamiento de la realidad social tal y como viene construyendo. Como enfoque teórico la investigación integró los postulados de la psicología social y la psicología política, promoviendo una lectura transdisciplinar con postulados de la geografía cultural y la sociología urbana. Se presenta como resultado la identificación de las dinámicas instituyentes de fronteras imaginarias relacionadas con la producción simbólica de sentidos desde la interacción de procesos psicosociales asociados a las dimensiones estructural, contextual y sociofamiliar del entorno comunitario. De modo que se concluye, que a nivel estructural las fronteras imaginarias se sostienen de la lucha por el poder entre las estructuras orgánicas (micropoderes) ubicadas en radios de interacción territorial convergentes; procesos integrados con las dinámicas contextuales, que hacen creciente la emergencia de grupos preferentemente de adolescentes y jóvenes que ejercen control social y territorial sobre diversos entornos comunitarios, quienes progresivamente establecen patrones delincuenciales y dinamizan confrontaciones con grupos instituidos o emergentes, retroalimentados a su vez, por patrones de aprendizaje vicario entre adolescentes y niños, y una marcada pérdida de influencia y autoridad de las figuras parentales.