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Espacios, colaboración, micropolíticas celebratorias y memoria en los itinerarios del circuito artístico de Buenos Aires en los años 80
Marina Suarez.
XXXI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. Asociación Latinoamericana de Sociología, Montevideo, 2017.
Resumen
En Buenos Aires, hacia finales de la dictadura y principios de la democracia, la apertura de espacios de producción algunos oficiales y otros del circuito alternativo, favoreció cruces entre diferentes formas de expresión artística, como las artes plásticas, la literatura, la música y el teatro. Dentro los espacios de la llamada cultura underground, se realizaban improvisaciones, fiestas, performance, recitales y pintadas en vivo. También, en este circuito, el cuerpo y la sexualidad fueron campos posibles para el cuestionamiento a la normativa dictatorial y la experimentación. La improvisación resultó un recurso fundamental para el teatro, la pintura adquirió un carácter performático, al tiempo que se huía de los conceptos del arte comprometido y de la retórica política partidaria y adquiría centralidad la fiesta y su fuerte componente reconstitutivo de los lazos sociales. La fiesta como una manera de expresar la vida sobre la muerte, de la alegría contra la desesperanza. En este trabajo me propongo reconstruir una cartografía crítica de espacios de la denominada contracultura –en oposición a la cultura hegemónica- de Buenos Aires de los años 80. La hipótesis que orienta el trabajo es que, durante ésta década, las acciones artísticas que tuvieron lugar en el actual Centro Cultural Recoleta junto con un corpus de espacios del circuito alternativo como: El Café Einstein, El Parakultural, espacio Medio Mundo Varieté, Espacio Bolivia, Espacio Cemento, entre otros; tuvieron un rol protagónico en la reconstrucción del campo cultural, favoreciendo los encuentros entre artistas y disciplinas. Por último consideramos que las acciones artísticas colaborativas que se llevaron adelante en estos espacios y los esfuerzos de los artistas -que a ellos asistían- por subvertir sentidos comunes y enfatizar la adhesión al grupo, contribuyeron a la construcción de una memoria común que, de manera subyacente, prosigue su trabajo. Una vez que las memorias subterráneas lograron invadir el espacio público, reivindicaciones múltiples se acoplaron a las disputas de la memoria, con importantes conquistas hoy en el campo de los Derechos Humanos en Argentina.
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