En la presente ponencia pretendo aportar a la reflexión acerca de la violencia obstétrica, la cual es definida como “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales”, y representa una vulneración de los derechos de las mujeres con un grado muy bajo de visibilidad, alto grado de aceptación y no cuestionamiento en la sociedad. Esta forma de violencia ocurre por retroalimentación de la violencia estructural de género, legitimada por los valores patriarcales hegemónicos y la violencia institucional. En el marco de este trabajo realicé entrevistas a diversos trabajadores y trabajadoras del nivel primario de atención de la salud, a partir de las cuales elaboré propuestas de prevención de la violencia obstétrica. Entiendo que los cambios pueden impulsarse desde los movimientos de mujeres, desde las luchas de los feminismos, desde las mujeres que parimos o desde los y las trabajadores de la salud, en la búsqueda de cuestionar esta forma en que el control sobre nuestros cuerpos es expropiado por el poder médico. De este modo, instalar socialmente la idea de que las mujeres somos las que “hacemos” el parto es un aporte a la lucha por la efectivización de nuestros derechos sexuales y reproductivos.