Esta ponencia se desprende de la tesis de grado para la Licenciatura en Trabajo social. La investigación señala la necesidad de problematizar la gestión del encierro juvenil desde sus efectos reales y desde las prácticas institucionales que más daño generan en el aparato psíquico de los jóvenes. Desarrolla un análisis sobre el despliegue y la gestión institucional del encierro penal para jóvenes en el Centro para Mayores de Dieciocho (CMD1) ubicado en Canelones, Uruguay. Dicho centro despliega un ejercicio regularizado de violencia estatal penal centrado en la vigilancia restrictiva y la dosificación del dolor. Allí, el cuerpo del joven se convierte en objeto de una intervención institucional orientada a su neutralización y al despojo de sus potencialidades. Esta intervención punitiva es de carácter totalizante, en la medida en que se materializa en todos los ámbitos de la vida diaria, a través de condiciones materiales de detención sumamente escasas, un formato de encierro total que supera las 20 horas y procedimientos sistemáticos violentos y humillantes. El estudio remarca el sentido político que subyace a este repertorio de prácticas institucionales, en la medida que refuerzan la exclusión social que atraviesa a los colectivos juveniles pertenecientes a los márgenes de nuestra sociedad.