A lo largo de la historia se han promovido diferentes modelos de desarrollo en los cuales se debió definir una determinada concepción sobre “la cuestión social”, y la forma de abordarla. En dichas definiciones se pone en juego, entre otros factores, el tipo de política social, a través de la cual un Estado interviene sobre las condiciones de vida de la población. La implementación de políticas sociales ha ido variando conforme se ha modificado el paradigma político-institucional respecto a las estrategias que buscan mejorar la calidad de vida de quienes más lo necesitan y ha pasado por diferentes estadios. Así, en las últimas décadas, han predominado las políticas sociales asistenciales que apuntan a paliar de manera focalizada situaciones de pobreza, entendida ésta como algo residual. En años recientes comenzaron a implementarse políticas de promoción, que buscan fomentar la inclusión social, promoviendo la participación y generando contextos de igualdad de oportunidades. Ejemplo de estas nuevas políticas son los programas de creación y fortalecimiento de emprendimientos productivos a lo largo del territorio nacional. En este marco, los gobiernos locales tuvieron que ir acomodándose a los nuevos requerimientos y, sumado al proceso de descentralización que se ha desarrollado, fue necesario un mayor involucramiento y un cambio en sus tareas y responsabilidades. Esto conllevó también una modificación en la manera de vincularse con la comunidad. En esta presentación describiremos y reflexionaremos acerca de cómo se ha ido modificando la forma de gestión de las políticas sociales y cómo ha ido variando el rol de los municipios en este proceso.