En este trabajo se reconoce a la afiliación religiosa de los individuos como consecuencia de una trayectoria de vida y su interacción (usual, esporádica o nula) con un “linaje creyente”, el cual es facilitado por las generaciones previas y configura un tipo de recurso de socialización para las siguientes cohortes. En otras palabras, tomando registro de la continuidad o discontinuidad de lo que Hervieu-Léger (1996), definió como la comunidad de “los creyentes pasados, presentes y futuros”. Esta idea de identificación religiosa transversal a la experiencia de las generaciones, permite proponer un modelo de análisis con base en la narrativa de la importancia de la religión entre padres e hijos para configurar una posición secular en torno a lo religioso.