Los hongos se producen en superficies múltiples y se desarrollan en suelos con materias en descomposición. Su temporalidad encierra ciclos de coexistencia biogeoquímica ya que, los hongos, son los primeros que descomponen la materia muerta de animales y plantas. La temporalidad de los hongos nos exime de seguir las discusiones sobre la subjetividad y la trascendencia de las ecologías políticas. En esta intervención queremos indagar algunos óleos de la colección «Dispositivos» de Daniel Lezama –Aparición (2015), Aguacero (2015), La Joya/abrevadero (2015)–, esos que exponen las alternativas radicales del reino fungí. La extensión y la presunta representación de los mecanismos de creación-conexión-sentido de organismos eucariotas. La vehemencia de la levadura, del moho y las setas como un plan alterno al de las plantas y los animales. La lógica de los mecanismos fungí como secreción de enzimas de la temporalidad. Consideramos que las muestras forman un potente punto para situar el despliegue de una temporalidad crítica, una que no ha estimado todavía el poder germinativo de los hongos en la formación de las eco-políticas. Por estas razones la selección vincula, en sus entrañas, el problema del suelo y la tierra; experimenta la exaltación del arte para pensar en ecologías políticas. A la vez que abre complejas interrogantes sobre las narrativas apocalípticas y del agotamiento geo alrededor de la crisis climática, por eso nos preguntamos ¿qué alternativas nos susurran los gérmenes fungí para inventar nuevas apuestas radicales de eco-políticas culturales?