En los últimos años se vienen ampliando en los países latinoamericanos la arqueología por contrato. Este tipo de arqueología presenta en la práctica distintos plazos de los que presenta la académica, lo cual genera nuevas tensiones en la disciplina. Esta práctica supone ritmos acelerados de trabajo, complejas relaciones tanto con los organismos municipales, como con las empresas involucradas e intereses particulares de distintos sectores. Por otro lado, la falta de una legislación adecuada, la gestión intensa y la búsqueda de recursos de corto plazo, entre tantos otros, son situaciones con la cual les el arqueólogo se enfrenta y debe sortearlas para sacar el trabajo adelante. A partir de esto, los problemas a los que se enfrentan los arqueólogos pueden dividirse dependiendo de los objetivos y condiciones de trabajo. Así, por un lado existe una arqueología que se desarrolla en los centros de investigación, la cual presenta plazos más extensos, pudiendo generarse preguntas de forma más sistemática y con objetivos a largo plazo. Por otro lado, y de forma contraria, la arqueología que se desenvuelve en el medio municipal, por encargo o contrato, presenta la necesidad de plazos más inmediatos, con objetivos concretos y limitados. De esta manera, la organización que se presenta, tanto en el trabajo de campo como en el laboratorio, es diferente cuando las disposiciones y expectativas son ajenas a la voluntad del investigador y a sus propios objetivos. Él mismo debe desenvolver su labor, intentando acortar y salvar las incongruencias que muchas veces se presentan entre aquellos; el municipio, los políticos, contratista; y la comunidad científica. Por lo tanto, el científico contratado debe fijarse objetivos de estudio bien delimitados a cumplir en los plazos que se le conceden en una licitación, tratando de salvaguardar de la manera más optima posible lo recuperado del registro arqueológico. Por eso a veces los arqueólogos nos vemos obligados a lidiar con diversos factores que se presentan y que son independientes y ajenos al mundo académico, y de los cuales muchas veces se va aprendiendo mediante el mismo desempeño de las tareas. Aquí tratamos de discutir ejemplos a los que nos hemos enfrentado en nuestro labor cotidiano en la arqueología urbana.