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5tas Jornadas de Estudios sobre la Infancia
— 15 al 17 de agosto de 2018
— Buenos Aires, Argentina.
SIMPOSIOS SIMULTÁNEOS I
Mesa 1. Literatura, juegos e identidades infantiles: formas de representación del ser niño o niña
Sala 1 - Centro Cultural Paco Urondo, Facultad de Filosofía y Letras, UBA (CCPU).
Horario: 14:30hs a 17:30hs.
Coordinador(es):
Grammático, Karin.
Comentarista(s):
Castillo, Patricia y De Grande, Pablo.
Duración:
3hs.
Reyes, intendentes y dueños de circo. Representaciones sobre figuras de autoridad y desobediencia en libros infantiles de la década del 70.
Autor(es):
Aita, Lucía (UBA CONICET) .
Resumen:
Este estudio es parte de una investigación en curso que se inscribe en el cruce de elementos provenientes de la sociología de la cultura y la historia argentina reciente, al mismo tiempo, que integra saberes originados en los estudios de la infancia con el fin de analizar experiencias de la cultura masiva alternativas a la hegemónica en los años setenta a partir de la literatura para niños.
Éste trabajo en particular propone un ejercicio de análisis y comparación de representaciones sobre figuras de autoridad y desobediencia destinadas al público infantil producidas a mediados de los años setenta e inicios de la última dictadura militar.
Desde sus inicios, la década de 1970 estuvo marcada por nuevos impulsos en los procesos de politización y modernización de la cultura. En el marco de esta expansión de la industria cultural que generó el retorno a la democracia en 1973, surgieron proyectos editoriales, colecciones y obras que reactivaron un proceso de renovación sobre lo que estaba establecido por el marco social y cultural dominante como literatura conveniente para niños.
Asimismo, la etapa iniciada en 1973, gobernada por un frente de partidos liderado por el peronismo, se caracterizó por la exacerbación de los conflictos políticos y una profunda inestabilidad en la realidad política e institucional. Fue un período en el cual en Argentina la violencia incrementó su relevancia como medio para la resolución de los conflictos políticos y “como instrumento de cambio, sea revolucionario en procura del socialismo, sea de modernización conservadora para profundizar la dominación burguesa” (Ansaldi y Alberto, 2006: 28). En este contexto, esta ponencia sostendrá que ciertos autores e ilustradores de literatura infantil comenzaron a ser más directos a la hora de representar en palabras e imágenes para niños las figuras de autoridad desde una perspectiva crítica y sostener una mirada positiva de la desobediencia a esa autoridad.
Para el análisis, trabajamos sobre un corpus seleccionado de tres obras: El pueblo que no quería ser gris de Editorial Rompan Filas (1975); Un elefante ocupa mucho espacio de Elsa Bornemann (1975); y Los zapatos voladores escrito por Margarita Blanco de la colección Los Cuentos de Chiribitil y editado por el Centro Editor de América Latina (1977). La selección fue realizada a raíz de la presencia en estas obras de literatura infantil de tres representaciones vinculadas a las figuras de autoridad, que en orden de mención son: un rey, un dueño del circo y un intendente. Asimismo, las obras cuentan con tres formas de representar la desobediencia: en dos casos manifestadas en el pueblo y, en el tercero, en los animales del circo. El trabajo se focalizará en describir cuáles son las tensiones y sentidos que se promueven y ponen en circulación en estas obras destinadas al público infantil para indagar de qué modos impactaron el contexto de creciente politización y el aumento de la violencia política y el autoritarismo, que alcanzó su punto álgido en el inicio de la última dictadura militar, en la creación de nuevos contenidos literarios para niños.
Éste trabajo en particular propone un ejercicio de análisis y comparación de representaciones sobre figuras de autoridad y desobediencia destinadas al público infantil producidas a mediados de los años setenta e inicios de la última dictadura militar.
Desde sus inicios, la década de 1970 estuvo marcada por nuevos impulsos en los procesos de politización y modernización de la cultura. En el marco de esta expansión de la industria cultural que generó el retorno a la democracia en 1973, surgieron proyectos editoriales, colecciones y obras que reactivaron un proceso de renovación sobre lo que estaba establecido por el marco social y cultural dominante como literatura conveniente para niños.
Asimismo, la etapa iniciada en 1973, gobernada por un frente de partidos liderado por el peronismo, se caracterizó por la exacerbación de los conflictos políticos y una profunda inestabilidad en la realidad política e institucional. Fue un período en el cual en Argentina la violencia incrementó su relevancia como medio para la resolución de los conflictos políticos y “como instrumento de cambio, sea revolucionario en procura del socialismo, sea de modernización conservadora para profundizar la dominación burguesa” (Ansaldi y Alberto, 2006: 28). En este contexto, esta ponencia sostendrá que ciertos autores e ilustradores de literatura infantil comenzaron a ser más directos a la hora de representar en palabras e imágenes para niños las figuras de autoridad desde una perspectiva crítica y sostener una mirada positiva de la desobediencia a esa autoridad.
Para el análisis, trabajamos sobre un corpus seleccionado de tres obras: El pueblo que no quería ser gris de Editorial Rompan Filas (1975); Un elefante ocupa mucho espacio de Elsa Bornemann (1975); y Los zapatos voladores escrito por Margarita Blanco de la colección Los Cuentos de Chiribitil y editado por el Centro Editor de América Latina (1977). La selección fue realizada a raíz de la presencia en estas obras de literatura infantil de tres representaciones vinculadas a las figuras de autoridad, que en orden de mención son: un rey, un dueño del circo y un intendente. Asimismo, las obras cuentan con tres formas de representar la desobediencia: en dos casos manifestadas en el pueblo y, en el tercero, en los animales del circo. El trabajo se focalizará en describir cuáles son las tensiones y sentidos que se promueven y ponen en circulación en estas obras destinadas al público infantil para indagar de qué modos impactaron el contexto de creciente politización y el aumento de la violencia política y el autoritarismo, que alcanzó su punto álgido en el inicio de la última dictadura militar, en la creación de nuevos contenidos literarios para niños.
«Niños jugando». Circulación de imágenes y prescripciones sociales sobre la infancia. Buenos Aires, principios del siglo XX
Autor(es):
Claudia Freidenraij (Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani) .
Resumen:
Una serie de fotografías muestran «niños jugando». Un coro de niñas saltando a la soga; tres muchachitos concentrados sobre un cajón que hace las veces de mesa; dos niñas balanceándose sobre una tabla, colocada a su vez sobre un cajón, a modo de “sube y baja”; un grupo de chicos saltando sobre una rayuela de tiza dibujada en el piso. Se trata de un fondo del Departamento de Documentos Fotográficos del Archivo General de la Nación. Aunque no tienen una datación precisa, sabemos que han sido capturadas los últimos años del siglo XIX o tal vez los primeros del siglo XX. Y aunque tampoco registran la firma de autor, tenemos fuertes sospechas de que este fondo, compuesto por más 70 fotografías, lo debemos a la lente de Juan María Gutiérrez, un fotógrafo amateur que integraba la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados.
Este trabajo se propone indagar la producción y los usos de un puñado de esas imágenes que casi al mismo tiempo que fueron tomadas, circularon por canales que llegaban a miles de personas: las páginas del magazine ilustrado Caras y Caretas y los libros de lectura de Pablo Pizzurno.
Durante el año 1902 Caras y Caretas publicó en la sección “Páginas infantiles” una serie de estas fotografías acompañadas de textos firmados por Figarillo (seudónimo de Jorge Mitre). De alto contenido normativo y con clara finalidad pedagógica, esta columna que solía ocupar una página completa difundió masivamente (gracias a los avances técnicos de las artes gráficas y de la fotografía) imágenes y textos que transmitían las formas correctas de jugar, diseminaban normas de conducta y sociabilidad infantiles, esparcían valores, pautas de comportamiento y juicios de valor de y sobre niños y niñas.
En 1901 el pedagogo Pablo Pizzurno editó El libro del escolar, una serie de libros de lectura para los primeros años de educación primaria que fueron sumamente exitosos. La masividad de estos manuales y sus múltiples ediciones (que replicaron prácticamente sin cambios esta primera edición, por lo que las imágenes de niños jugando y los textos que las acompañaban llegaron a miles de niños de varias generaciones) alientan el análisis de estos libros de lecturas escolares como uno de los dispositivos de construcción simbólica más difundidos.
Con Sontag, partimos de la idea de que las fotografías constituyen una interpretación del mundo. Y con Barthes, de la convicción de que la fotografía es producida por el fotógrafo y también por la redacción del magazine que las publica o del autor del libro que decide incluirlas y –a través del texto que las acompaña- direcciona nuestra lectura (y la de los contemporáneos, por supuesto).
El marco cronológico que sigue este trabajo es acotado, en la medida en que las fuentes corresponden a los primeros años del siglo XX. Sin embargo, es preciso ensanchar el punto de mira para mejor comprender las condiciones de posibilidad de la circulación de estas imágenes por canales masivos.
Por entonces la fotografía no era nueva: llevaba medio siglo siendo practicada en la ciudad de Buenos Aires, período en el que se fue aggiornando a cada uno de los adelantos técnicos que vivió el arte fotográfico en la segunda mitad del siglo XIX. Lo que sí era novedoso en el ocaso del siglo XIX era el sistema positivo-negativo, que permitía la reproductibilidad de la imagen al infinito sobre el papel. La industria gráfica y editorial pronto percibieron las potencialidades de este nuevo sistema y desde la década de 1880 se desarrollaron los procesos fotomecánicos que permitieron la edición de fotografías aisladas y su inclusión en distinto tipo de publicaciones. Esto posibilitó la circulación masiva de una serie de imágenes entre las que se hallan las que aquí sometemos a examen. A fines del siglo XIX asistimos entonces a la masificación de las prácticas fotográficas y a una renovación del mundo editorial basado en el impacto de la fotomecánica. Es en ese cruce de fotografía y mundo editorial que se ubica este trabajo.
Interesa desentrañar en este trabajo cómo ciertas prácticas fotográficas encuentran nuevos carriles de circulación y, en ese encuentro, las imágenes adquieren nuevos usos y significados sociales. Libros de lectura escolares y revistas ilustradas de circulación masiva constituyeron productos comerciales que vehiculizaron ciertas ideas sobre el juego infantil, pero no lo hicieron de manera ascética, librada de direccionamientos. La elección de imágenes y la redacción de los textos que las acompañaron tuvieron una finalidad pedagógica y una orientación moral: niños, niñas y adultos (receptores y consumidores de estos productos) encontraban en su lectura prescripciones sobre lo admitido y lo reprobado, lo correcto y lo indebido. Libros y revistas estimulaban ciertas conductas y censuraban otras; alimentaban un arco de valores y comportamientos a la vez que desalentaban otros. Es hipótesis de este trabajo que las imágenes y los textos que las acompañaron direccionaron su lectura de manera tal que contribuyeron a establecer y reforzar jerarquías de clase y de género que, por la propia masividad de los carriles por los que circularon, operaron naturalizándolas, con lo que tendieron a generar la aceptación masiva de ciertas formas de organización de la sociedad y de las relaciones entre los géneros.
Este trabajo se propone indagar la producción y los usos de un puñado de esas imágenes que casi al mismo tiempo que fueron tomadas, circularon por canales que llegaban a miles de personas: las páginas del magazine ilustrado Caras y Caretas y los libros de lectura de Pablo Pizzurno.
Durante el año 1902 Caras y Caretas publicó en la sección “Páginas infantiles” una serie de estas fotografías acompañadas de textos firmados por Figarillo (seudónimo de Jorge Mitre). De alto contenido normativo y con clara finalidad pedagógica, esta columna que solía ocupar una página completa difundió masivamente (gracias a los avances técnicos de las artes gráficas y de la fotografía) imágenes y textos que transmitían las formas correctas de jugar, diseminaban normas de conducta y sociabilidad infantiles, esparcían valores, pautas de comportamiento y juicios de valor de y sobre niños y niñas.
En 1901 el pedagogo Pablo Pizzurno editó El libro del escolar, una serie de libros de lectura para los primeros años de educación primaria que fueron sumamente exitosos. La masividad de estos manuales y sus múltiples ediciones (que replicaron prácticamente sin cambios esta primera edición, por lo que las imágenes de niños jugando y los textos que las acompañaban llegaron a miles de niños de varias generaciones) alientan el análisis de estos libros de lecturas escolares como uno de los dispositivos de construcción simbólica más difundidos.
Con Sontag, partimos de la idea de que las fotografías constituyen una interpretación del mundo. Y con Barthes, de la convicción de que la fotografía es producida por el fotógrafo y también por la redacción del magazine que las publica o del autor del libro que decide incluirlas y –a través del texto que las acompaña- direcciona nuestra lectura (y la de los contemporáneos, por supuesto).
El marco cronológico que sigue este trabajo es acotado, en la medida en que las fuentes corresponden a los primeros años del siglo XX. Sin embargo, es preciso ensanchar el punto de mira para mejor comprender las condiciones de posibilidad de la circulación de estas imágenes por canales masivos.
Por entonces la fotografía no era nueva: llevaba medio siglo siendo practicada en la ciudad de Buenos Aires, período en el que se fue aggiornando a cada uno de los adelantos técnicos que vivió el arte fotográfico en la segunda mitad del siglo XIX. Lo que sí era novedoso en el ocaso del siglo XIX era el sistema positivo-negativo, que permitía la reproductibilidad de la imagen al infinito sobre el papel. La industria gráfica y editorial pronto percibieron las potencialidades de este nuevo sistema y desde la década de 1880 se desarrollaron los procesos fotomecánicos que permitieron la edición de fotografías aisladas y su inclusión en distinto tipo de publicaciones. Esto posibilitó la circulación masiva de una serie de imágenes entre las que se hallan las que aquí sometemos a examen. A fines del siglo XIX asistimos entonces a la masificación de las prácticas fotográficas y a una renovación del mundo editorial basado en el impacto de la fotomecánica. Es en ese cruce de fotografía y mundo editorial que se ubica este trabajo.
Interesa desentrañar en este trabajo cómo ciertas prácticas fotográficas encuentran nuevos carriles de circulación y, en ese encuentro, las imágenes adquieren nuevos usos y significados sociales. Libros de lectura escolares y revistas ilustradas de circulación masiva constituyeron productos comerciales que vehiculizaron ciertas ideas sobre el juego infantil, pero no lo hicieron de manera ascética, librada de direccionamientos. La elección de imágenes y la redacción de los textos que las acompañaron tuvieron una finalidad pedagógica y una orientación moral: niños, niñas y adultos (receptores y consumidores de estos productos) encontraban en su lectura prescripciones sobre lo admitido y lo reprobado, lo correcto y lo indebido. Libros y revistas estimulaban ciertas conductas y censuraban otras; alimentaban un arco de valores y comportamientos a la vez que desalentaban otros. Es hipótesis de este trabajo que las imágenes y los textos que las acompañaron direccionaron su lectura de manera tal que contribuyeron a establecer y reforzar jerarquías de clase y de género que, por la propia masividad de los carriles por los que circularon, operaron naturalizándolas, con lo que tendieron a generar la aceptación masiva de ciertas formas de organización de la sociedad y de las relaciones entre los géneros.
El imperio de la desdicha. La niñez en la obra de Edward Gorey
Autor(es):
Cowen, M. Pablo (PEFF-CHAyA-IdIHCS-UNLP) .
Resumen:
Edward St. John Gorey fue uno de los más grandes artistas estadounidenses de la segunda mitad del siglo XX. Escritor, dibujante, escenógrafo, narrador, eximio cultor del humor macabro y especialista en asesinatos de niños, es autor de una obra que circuló mucho tiempo bajo un arsenal de seudónimos, o más bien acrónimos del nombre "verdadero" (Dogear Wryde, Ogdred Weary, Garrod Weedy, Aewyrd Goré, Wordore Edgy). Gorey fue autor de más de un centenar de obras caracterizadas por una consiente actitud que pretendía incomodar, molestar y desafiar las convenciones de aquello considerado políticamente correcto. Una obra signada por el amor al ballet clásico, los seres “peculiares”, los libros y los gatos. Una obra que no pasaba desapercibida para la crítica y un creciente número de admiradores que lo descubrieron en esas ediciones casi artesanales que él mismo vendía en algunas librerías de amigos.
Para Gorey existía una traza de la vida cotidiana que la mayoría de las personas no veían o preferían no ver, aquella que tenía como victimas a los niños. La miseria, el abuso e incluso el crimen de niños y niñas parecen ser aprehendidas por las opulentas y humanitarias sociedades capitalistas actuales como conductas viciosas y banales, ahora bien, si el mal puede ser entendido como el ejercicio de prácticas ciertamente destructoras, no habría objetivo más atrayente que apuntar todo el arsenal disponible hacia aquellos que no pueden hacer demasiado para defenderse. Más aun incluso su disposición final se visibiliza en noticiarios, estadísticas criminales o de salud mental como expresiones de alienación de una sociedad en estado patológica pero al propio tiempo pujante.
En este trabajo - preliminar a un estudio más profundo de la inmensa obra de Gorey – nos proponemos analizar la composición de la matriz esencial que el autor advierte como constitutiva de la niñez: ser objeto de abusos y prácticas criminales. Para ello concentraremos nuestras reflexiones en el análisis de tres problemáticas: la primera rastrear en la formación artística intelectual de Gorey aquellos autores o circunstancias que lo llevaron a recrear una atmosfera de lo macabro que impregnaba el mundo infantil, en segundo término procederemos a un análisis de aquellos trabajos en los que consideramos se advierte más claramente el ideal goreyliano del mal: los incluidos en “La pareja abominable y otras historias macabras” y por último la influencia estética que la obra de Gorey ha tenido sobre eminentes artistas cuyas obras han consolidado un especial forma de considerar a la niñez en las sociedades actuales.
Para Gorey existía una traza de la vida cotidiana que la mayoría de las personas no veían o preferían no ver, aquella que tenía como victimas a los niños. La miseria, el abuso e incluso el crimen de niños y niñas parecen ser aprehendidas por las opulentas y humanitarias sociedades capitalistas actuales como conductas viciosas y banales, ahora bien, si el mal puede ser entendido como el ejercicio de prácticas ciertamente destructoras, no habría objetivo más atrayente que apuntar todo el arsenal disponible hacia aquellos que no pueden hacer demasiado para defenderse. Más aun incluso su disposición final se visibiliza en noticiarios, estadísticas criminales o de salud mental como expresiones de alienación de una sociedad en estado patológica pero al propio tiempo pujante.
En este trabajo - preliminar a un estudio más profundo de la inmensa obra de Gorey – nos proponemos analizar la composición de la matriz esencial que el autor advierte como constitutiva de la niñez: ser objeto de abusos y prácticas criminales. Para ello concentraremos nuestras reflexiones en el análisis de tres problemáticas: la primera rastrear en la formación artística intelectual de Gorey aquellos autores o circunstancias que lo llevaron a recrear una atmosfera de lo macabro que impregnaba el mundo infantil, en segundo término procederemos a un análisis de aquellos trabajos en los que consideramos se advierte más claramente el ideal goreyliano del mal: los incluidos en “La pareja abominable y otras historias macabras” y por último la influencia estética que la obra de Gorey ha tenido sobre eminentes artistas cuyas obras han consolidado un especial forma de considerar a la niñez en las sociedades actuales.
Los chicos toman la lupa: producción de representaciones de niño y subjetividades infantiles en la literatura infantil-policial argentina
Autor(es):
Georgina Ravasi (Escuela de Letras- Universidad Nacional de Córdoba) .
Resumen:
El presente trabajo aborda narrativas policiales infantiles para analizar su participación dialógica (Bajtín, 1989) en la producción de representaciones sociales de niño, así como en la constitución de tramas ficcionales productoras de subjetividad -por su participación en las experiencias infantiles (1). Trabajamos con un corpus de obras publicadas en Argentina, en la primera década del s. XXI, en series de Literatura Infanto-Juvenil a partir de los 9 años:
- HUIDOBRO, Norma (2008). Un secreto en la ventana. Bs. As., Ediciones SM, Colección Barco de Vapor, Serie Naranja (a partir de los 9 años).
- PIÑEIRO, Claudia (2004). Un ladrón entre nosotros. Bs. As., Editorial Norma, Colección Torre de Papel, Serie Azul (a partir de los 9 años).
- MAINÉ, Margarita (2003). Un incendio desastroso. Bs. As., Editorial Norma, Colección Torre de Papel, Serie Azul.
Estos títulos comparten un procedimiento en común: los relatos nucleados en torno a la figura de un “detective-niño” , quien realiza la indagación de un enigma sobre un acontecimiento que altera el escenario social en el que este personaje se desenvuelve -la familia, la escuela, el barrio. Denominamos “detective-niño” a este procedimiento particular de reapropiación del género policial, en el cual la interdiscursividad opera en y por la concurrencia de puntos de semejanza entre la figura ficcional del detective y el personaje referencial de niño (figura ajena en principio a las formas recurrentes del policial, pero clave dentro de las producciones LIJ). Este personaje-signo da forma y sentido al niño como figura privilegiada de la enunciación de verdades de orden social y jurídico, en un marco institucional que lo inscribe en condición de subalternidad respecto de su par constitutivo, el adulto.
La representación social (Arancibia y Cebrelli, 2005) de niño opera en nuestro corpus en la definición de identidades de agentes sociales (eje que atraviesa el rasgo de diferencia entre el receptor niño y el autor, editor, ilustrador, mediador, etc.), así como en la configuración de personajes referenciales: la figura de niño atraviesa los diversos niveles de la enunciación (Costa y Mozejko, 2002:15-18), como personaje héroe de la trama policial (pero también encarnando otros personajes de la diégesis, como el compañero de investigación, compañero de escuela, vecino, amigo, etc.), como voz narrativa, como destinatario privilegiado de las publicaciones, como enunciatario de la enunciación implícita.
En el presente trabajo partimos de resultados previos obtenidos del análisis de procedimientos -tanto convergentes como heterogéneos- que atraviesan la tensión constitutiva de la figura del detective-niño en el plano del relato (ver nota al pie 1) y nos enfocamos en las estrategias de identificación de este personaje con el enunciatario de los textos. Atendemos para ello a las marcas discursivas que definen determinados simulacros de enunciatario (Costa y Mozejko, 2002) y analizamos su concurrencia con estrategias de identificación entre la figura del detective-niño y el enunciatario-niño implícito, en pos de la construcción de una simetría relativa en el simulacro de la enunciación implícita . Entendemos con Marcela Arpes y Nora Ricaud, a que en la LIJ actual se establece en el escenario de enunciación un “vínculo de paridad”, aunque siempre se trate de un adulto que le habla a un niño (2008: 25, 26).
A partir de esto, establecemos algunas correlaciones significativas para dar cuenta de opciones estratégicas en los que se evidencian “ciertos espacios de condensación del sentido y ciertas codificaciones” (Fassi, 2011: 18) significativos al problema aquí propuesto: nos preguntamos por el posicionamiento dialógico de estas narrativas donde un personaje niño es modelizado con las competencias privativas de “poder saber” y “hacer saber”, propias de la figura actante del detective. ¿Participa la figura del detective-niño de una puesta en crisis de la concepción moderna de niño como sujeto subalterno del adulto (Corea y Lewkowicz, 1999; Foucault, 2000)? ¿Se plantea una participación dialógica con las representaciones de “niño de la calle” y “niño consumidor” (Corea y Lewkowicz, 1999; Carli, 2006) que vienen a poner en jaque dicha subalternidad?
Concluimos en destacar una tensión entre la recuperación polémica de la concepción moderna de niño amparado por el adulto, a la par que la reafirmación de ciertas fronteras culturales en torno a dicha concepción -reforzada en dos de los textos por sanciones implícitas a las nuevas representaciones de niño como sujeto de participación directa en la economía-. La concepción moderna es recuperada como práctica de resistencia frente a las nuevas representaciones que amenazan su marco de protección. A la par, problematizan los márgenes de autonomía y de poder de participación social en el marco de dicha subalternidad.
Por otro lado, en la constitución del corpus como obras LIJ -institución productora de subjetividades en apoyo a la escuela y la familia-, estas plantean una segunda dimensión polémica en lo que respecta a las implicancias de las fronteras culturales que, en la constitución de un simulacro de enunciatario por identificación, delimita fronteras de pertenencia.
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(1) Este trabajo forma parte de un desarrollo mayor presentado en 2017 por quien suscribe como Trabajo Final de Licenciatura en Letras Modernas, con orientación en Estudios Críticos del Discurso, titulado "Configuraciones del sujeto subalterno “niño”: transformaciones y tensiones en la literatura infantil-policial, argentina y contemporánea", dirigido por la Lic. María Lidia Fassi.
- HUIDOBRO, Norma (2008). Un secreto en la ventana. Bs. As., Ediciones SM, Colección Barco de Vapor, Serie Naranja (a partir de los 9 años).
- PIÑEIRO, Claudia (2004). Un ladrón entre nosotros. Bs. As., Editorial Norma, Colección Torre de Papel, Serie Azul (a partir de los 9 años).
- MAINÉ, Margarita (2003). Un incendio desastroso. Bs. As., Editorial Norma, Colección Torre de Papel, Serie Azul.
Estos títulos comparten un procedimiento en común: los relatos nucleados en torno a la figura de un “detective-niño” , quien realiza la indagación de un enigma sobre un acontecimiento que altera el escenario social en el que este personaje se desenvuelve -la familia, la escuela, el barrio. Denominamos “detective-niño” a este procedimiento particular de reapropiación del género policial, en el cual la interdiscursividad opera en y por la concurrencia de puntos de semejanza entre la figura ficcional del detective y el personaje referencial de niño (figura ajena en principio a las formas recurrentes del policial, pero clave dentro de las producciones LIJ). Este personaje-signo da forma y sentido al niño como figura privilegiada de la enunciación de verdades de orden social y jurídico, en un marco institucional que lo inscribe en condición de subalternidad respecto de su par constitutivo, el adulto.
La representación social (Arancibia y Cebrelli, 2005) de niño opera en nuestro corpus en la definición de identidades de agentes sociales (eje que atraviesa el rasgo de diferencia entre el receptor niño y el autor, editor, ilustrador, mediador, etc.), así como en la configuración de personajes referenciales: la figura de niño atraviesa los diversos niveles de la enunciación (Costa y Mozejko, 2002:15-18), como personaje héroe de la trama policial (pero también encarnando otros personajes de la diégesis, como el compañero de investigación, compañero de escuela, vecino, amigo, etc.), como voz narrativa, como destinatario privilegiado de las publicaciones, como enunciatario de la enunciación implícita.
En el presente trabajo partimos de resultados previos obtenidos del análisis de procedimientos -tanto convergentes como heterogéneos- que atraviesan la tensión constitutiva de la figura del detective-niño en el plano del relato (ver nota al pie 1) y nos enfocamos en las estrategias de identificación de este personaje con el enunciatario de los textos. Atendemos para ello a las marcas discursivas que definen determinados simulacros de enunciatario (Costa y Mozejko, 2002) y analizamos su concurrencia con estrategias de identificación entre la figura del detective-niño y el enunciatario-niño implícito, en pos de la construcción de una simetría relativa en el simulacro de la enunciación implícita . Entendemos con Marcela Arpes y Nora Ricaud, a que en la LIJ actual se establece en el escenario de enunciación un “vínculo de paridad”, aunque siempre se trate de un adulto que le habla a un niño (2008: 25, 26).
A partir de esto, establecemos algunas correlaciones significativas para dar cuenta de opciones estratégicas en los que se evidencian “ciertos espacios de condensación del sentido y ciertas codificaciones” (Fassi, 2011: 18) significativos al problema aquí propuesto: nos preguntamos por el posicionamiento dialógico de estas narrativas donde un personaje niño es modelizado con las competencias privativas de “poder saber” y “hacer saber”, propias de la figura actante del detective. ¿Participa la figura del detective-niño de una puesta en crisis de la concepción moderna de niño como sujeto subalterno del adulto (Corea y Lewkowicz, 1999; Foucault, 2000)? ¿Se plantea una participación dialógica con las representaciones de “niño de la calle” y “niño consumidor” (Corea y Lewkowicz, 1999; Carli, 2006) que vienen a poner en jaque dicha subalternidad?
Concluimos en destacar una tensión entre la recuperación polémica de la concepción moderna de niño amparado por el adulto, a la par que la reafirmación de ciertas fronteras culturales en torno a dicha concepción -reforzada en dos de los textos por sanciones implícitas a las nuevas representaciones de niño como sujeto de participación directa en la economía-. La concepción moderna es recuperada como práctica de resistencia frente a las nuevas representaciones que amenazan su marco de protección. A la par, problematizan los márgenes de autonomía y de poder de participación social en el marco de dicha subalternidad.
Por otro lado, en la constitución del corpus como obras LIJ -institución productora de subjetividades en apoyo a la escuela y la familia-, estas plantean una segunda dimensión polémica en lo que respecta a las implicancias de las fronteras culturales que, en la constitución de un simulacro de enunciatario por identificación, delimita fronteras de pertenencia.
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(1) Este trabajo forma parte de un desarrollo mayor presentado en 2017 por quien suscribe como Trabajo Final de Licenciatura en Letras Modernas, con orientación en Estudios Críticos del Discurso, titulado "Configuraciones del sujeto subalterno “niño”: transformaciones y tensiones en la literatura infantil-policial, argentina y contemporánea", dirigido por la Lic. María Lidia Fassi.
Infancias, literatura y derechos. La nano-intervención para pensar la lectura literaria como acción democrática en la escuela
Autor(es):
Indri, Carla María (INVELEC-CONICET-UNT) .
Carla Maria.
Carla Maria.
Resumen:
El campo de la literatura argentina para niños registra en las últimas décadas un singular crecimiento con actores propios como escritores, ilustradores y editoriales dedicadas a producciones para la infancia. Estos libros presentan grandes desafíos a sus lectores dado que la aparición de nuevos modos de escritura a partir de los años ochenta exigió, a su vez, el desarrollo de otros modos de lectura.
La literatura infantil se configura como un espacio cultural de disputa entre la memoria y el olvido ya que es vital para la inserción de los niños y niñas en las formas simbólicas y perceptivas de la sociedad (Nofal, 2003). Reconociendo que la literatura históricamente ha sido y, en cierta medida, sigue siendo patrimonio de ciertos grupos sociales más que de otros, destacamos la política de compra y distribución de libros en las escuelas durante la última década en el marco del derecho a la lectura desde la infancia.
¿Qué prácticas deberán ser imaginadas para achicar la brecha social que excluye a miles de estudiantes en nuestro país? La escuela, como institución para las infancias, puede ser un espacio de conocimiento donde a través de la lectura literaria se democratice la palabra de todos. En este sentido, en el presente trabajo me propongo abordar el concepto de nano-intervención (Ronell, 2011; Gerbaudo, 2016) para pensar las prácticas de enseñanza de literatura en términos de inclusión.
La presencia de los libros en las escuelas nos lleva a preguntarnos por las propuestas pedagógicas que acontecen en ese ámbito y que responden a un continuo desarrollo de pequeñas propuestas concretas que buscan garantizar la igualdad de oportunidades. La lectura en el ámbito escolar revela las representaciones de literatura y de infancia del docente y de la institución al momento de seleccionar qué dar de leer y cómo hacerlo.
El docente como mediador puede habilitar una conversación participativa donde junto con los alumnos forme un colectivo para explorar y compartir un texto literario. El aula es el lugar de encuentro con los niños y niñas que desde este presente tienen la posibilidad de pensar, imaginar, participar y actuar en su comunidad. De este modo, la conversación participativa es un ejemplo de acción democrática y conduce a un logro colectivo dado que las interpretaciones de todos los lectores involucrados son igual de legítimas y valiosas (Chambers, 2008).
Desde un análisis crítico del concepto de nano-intervención exploramos la posibilidad de pensar un aula de literatura (Gerbaudo, 2011) que en una pequeña acción cotidiana contrarreste la profundización de las distancias sociales y culturales de las que la escuela es testigo (Terigi, 2009). Este trabajo supone un avance de mi investigación acerca de las prácticas de enseñanza de literatura en 5to y 6to grado de dos escuelas periféricas de la provincia de Tucumán. Ubicados en un cruce interdisciplinario que vincula literatura para niños, derechos y educación, nuestro objetivo es analizar desde un enfoque cualitativo el desarrollo de estrategias pedagógico-didácticas que permitan encontrar nuevas maneras de enseñar y aprender pensando en los nuevos sujetos de aprendizaje presentes en las aulas. La escuela no puede desentenderse de la lectura y de los modos de ingreso a la lengua escrita. Los niños y niñas pueden formarse como lectores en contacto con lecturas cognitivamente desafiantes o pueden aprender a través de un entrenamiento consistente en “habilidades básicas” (Ferreiro, 2001). En un contexto social empobrecido y desigual, la escuela es la gran ocasión, quizás la única para algunos, de construir una biografía lectora a partir de la cual ampliar su imaginario (Montes, 2006).
La literatura infantil se configura como un espacio cultural de disputa entre la memoria y el olvido ya que es vital para la inserción de los niños y niñas en las formas simbólicas y perceptivas de la sociedad (Nofal, 2003). Reconociendo que la literatura históricamente ha sido y, en cierta medida, sigue siendo patrimonio de ciertos grupos sociales más que de otros, destacamos la política de compra y distribución de libros en las escuelas durante la última década en el marco del derecho a la lectura desde la infancia.
¿Qué prácticas deberán ser imaginadas para achicar la brecha social que excluye a miles de estudiantes en nuestro país? La escuela, como institución para las infancias, puede ser un espacio de conocimiento donde a través de la lectura literaria se democratice la palabra de todos. En este sentido, en el presente trabajo me propongo abordar el concepto de nano-intervención (Ronell, 2011; Gerbaudo, 2016) para pensar las prácticas de enseñanza de literatura en términos de inclusión.
La presencia de los libros en las escuelas nos lleva a preguntarnos por las propuestas pedagógicas que acontecen en ese ámbito y que responden a un continuo desarrollo de pequeñas propuestas concretas que buscan garantizar la igualdad de oportunidades. La lectura en el ámbito escolar revela las representaciones de literatura y de infancia del docente y de la institución al momento de seleccionar qué dar de leer y cómo hacerlo.
El docente como mediador puede habilitar una conversación participativa donde junto con los alumnos forme un colectivo para explorar y compartir un texto literario. El aula es el lugar de encuentro con los niños y niñas que desde este presente tienen la posibilidad de pensar, imaginar, participar y actuar en su comunidad. De este modo, la conversación participativa es un ejemplo de acción democrática y conduce a un logro colectivo dado que las interpretaciones de todos los lectores involucrados son igual de legítimas y valiosas (Chambers, 2008).
Desde un análisis crítico del concepto de nano-intervención exploramos la posibilidad de pensar un aula de literatura (Gerbaudo, 2011) que en una pequeña acción cotidiana contrarreste la profundización de las distancias sociales y culturales de las que la escuela es testigo (Terigi, 2009). Este trabajo supone un avance de mi investigación acerca de las prácticas de enseñanza de literatura en 5to y 6to grado de dos escuelas periféricas de la provincia de Tucumán. Ubicados en un cruce interdisciplinario que vincula literatura para niños, derechos y educación, nuestro objetivo es analizar desde un enfoque cualitativo el desarrollo de estrategias pedagógico-didácticas que permitan encontrar nuevas maneras de enseñar y aprender pensando en los nuevos sujetos de aprendizaje presentes en las aulas. La escuela no puede desentenderse de la lectura y de los modos de ingreso a la lengua escrita. Los niños y niñas pueden formarse como lectores en contacto con lecturas cognitivamente desafiantes o pueden aprender a través de un entrenamiento consistente en “habilidades básicas” (Ferreiro, 2001). En un contexto social empobrecido y desigual, la escuela es la gran ocasión, quizás la única para algunos, de construir una biografía lectora a partir de la cual ampliar su imaginario (Montes, 2006).
Sentidos sobre el juego en la legislación argentina desde principios del siglo XX hasta 1960
Autor(es):
Iván Pablo Orbuch (UNAHUR/UBA) .
Resumen:
Partiendo de entender que el juego es una de las expresiones más representativas de la cultura, incluso pudiendo ser pensado como el fundamento de la misma –siguiendo la clásica de tesis de Johan Huizinga (1938)–, resulta importante comprender los sentidos oficiales con los que se lo ha interpretado históricamente. Para ello se propone utilizar una fuente en particular significativa: los sentidos sobre el juego en la legislación argentina desde principios del siglo XIX hasta 1960. El objetivo de fondo es, entonces, indagar las interpretaciones sobre el juego en relación con las infancias y la educación, a partir de observar las propuestas legislativas que se plantearon en el Congreso de la República Argentina.
Formarán parte del corpus documental cinco propuestas legislativas, de las cuales algunas fueron aprobadas y otras no se convirtieron en ley, así como los argumentos esgrimidos en todas ellas. Las fuentes pertenecen al Archivo que la Honorable Cámara de Diputados de la Nación posee, consultadas sus digitalizaciones en la página http://apym.hcdn.gob.ar/, siendo una plataforma informática que rompe con la tradicional dificultad del acceso a los documentos en forma presencial. Se trata de un acervo escasamente explorado, menos aún en los temas que conciernen a esta investigación: juego, infancia y educación. El mismo se encuentra compuesto por miles de documentos que arrancan en el año 1862 y concluyen en el 2014.
Por último, tres aclaraciones introductorias más sobre las fuentes y el análisis. Primero, que se parte de comprender que las propuestas legislativas, incluso si no fueron aprobadas, representan una buena muestra de las prescripciones estatales respecto al juego, así como de las concepciones epocales de su significación –y, como analizaremos a posteriori, de su utilidad–. Segundo, la búsqueda documental en el acervo se centró en aquellos documentos en los cuales los juegos y el jugar aparecen específicamente tematizados, y no apenas como una mención común del lenguaje. Finalmente, tercero, que si bien en algunas de las propuestas los alcances o los argumentos se refieren a un contexto en particular, cabe recordar que en todos los casos son pretensiones a la vez oficiales y de cierta repercusión federal, habida cuenta que son tratados por el Congreso nacional argentino. Lo cual permite pensar que la trascendencia de las palabras aquí analizadas no se circunscribe en un hecho en particular, sino que radica en la pretensión de erigirse como la voz oficial sobre el juego y el jugar. Analizar esos sentidos será el propósito central de la presente comunicación.
Formarán parte del corpus documental cinco propuestas legislativas, de las cuales algunas fueron aprobadas y otras no se convirtieron en ley, así como los argumentos esgrimidos en todas ellas. Las fuentes pertenecen al Archivo que la Honorable Cámara de Diputados de la Nación posee, consultadas sus digitalizaciones en la página http://apym.hcdn.gob.ar/, siendo una plataforma informática que rompe con la tradicional dificultad del acceso a los documentos en forma presencial. Se trata de un acervo escasamente explorado, menos aún en los temas que conciernen a esta investigación: juego, infancia y educación. El mismo se encuentra compuesto por miles de documentos que arrancan en el año 1862 y concluyen en el 2014.
Por último, tres aclaraciones introductorias más sobre las fuentes y el análisis. Primero, que se parte de comprender que las propuestas legislativas, incluso si no fueron aprobadas, representan una buena muestra de las prescripciones estatales respecto al juego, así como de las concepciones epocales de su significación –y, como analizaremos a posteriori, de su utilidad–. Segundo, la búsqueda documental en el acervo se centró en aquellos documentos en los cuales los juegos y el jugar aparecen específicamente tematizados, y no apenas como una mención común del lenguaje. Finalmente, tercero, que si bien en algunas de las propuestas los alcances o los argumentos se refieren a un contexto en particular, cabe recordar que en todos los casos son pretensiones a la vez oficiales y de cierta repercusión federal, habida cuenta que son tratados por el Congreso nacional argentino. Lo cual permite pensar que la trascendencia de las palabras aquí analizadas no se circunscribe en un hecho en particular, sino que radica en la pretensión de erigirse como la voz oficial sobre el juego y el jugar. Analizar esos sentidos será el propósito central de la presente comunicación.
Las representaciones raciales en la literatura infantil: discursos e imágenes sobre los pueblos indígenas en las revistas Billiken, Argentina, 1919-1943
Autor(es):
Juarez, Mayra Eliana (Universidad Nacional de General Sarmiento) .
Resumen:
Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, se dio un proceso de expansión en la producción y consumo de publicaciones periódicas, libros de lectura y manuales escolares destinados al público infantil. Este crecimiento del mercado editorial- que posicionó a los niños y niñas como destinatarios debidos- fue impulsado por la ampliación del público consumidor alfabetizado, consecuencia del desarrollo del sistema educativo nacional público de las décadas anteriores.
A través de dichas publicaciones de circulación masiva se difundieron variados discursos e imágenes sobre la alteridad cultural, la raza y los pueblos indígenas que acompañaron el desarrollo intelectual de los niños y niñas de principios del siglo XX e impregnaron sus miradas.
Es por ello que la presente ponencia busca, en primer lugar, estudiar la circulación de las revistas infantiles y el contenido que dichas publicaciones difundían en relación con otros procesos de orden nacional que se gestaban simultáneamente, a saber, la consolidación de un sistema educativo nacional, la emergencia del problema social de la infancia y la cuestión indígena.
En segundo lugar, analizar los discursos e imágenes que el mercado editorial construyó y difundió, sobre el problema de la raza en general y de los pueblos indígenas en particular través del estudio de dos revistas infantiles que circularon entre los años 1919 y 1943, Billiken y Figuritas.
En relación con el primer objetivo nos preguntamos:¿Qué idea de raza transmitían esas revistas? ¿Constituye la literatura infantil una fuente válida para aproximarnos al conocimiento de las representaciones raciales que tenían se enseñaban a los niños de principios de siglo XX? ¿De qué manera estos discursos e imágenes moldearon las subjetividades de los niños lectores-consumidores y su idea de la alteridad racial? Respecto al segundo objetivo inquirimos: ¿Cuáles eran las representaciones sobre los grupos indígenas expresadas en las revistas infantiles en la primeras décadas del siglo XX? ¿Cuál fue el rol del mercado editorial en la construcción de estas representaciones? ¿Hubo representaciones homogéneas al respecto o existieron tensiones?
Sostendremos que las taxonomías raciales hegemónicas de fines del siglo XIX, que se caracterizaron por adoptar un fuerte carácter cientificista que asociaba la raza a determinaciones biológicas, tuvieron una notable influencia en las representaciones sobre la raza, la alteridad y la diversidad cultural presentes en las revistas infantiles de las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, la presencia de este pensamiento no fue único ni constante. Si bien ambas revistas- dedicadas al entretenimiento e instrucción de los niños y niñas- estaban atravesadas por una concepción republicana de la niñez, cuidadosa de infundir valores morales y cívicos, tenían posturas editoriales distintas que permitieron la existencia de discursos diversos y fluctuantes.
Asimismo plantearemos que el mercado editorial dialogó con las representaciones raciales que construyeron otros actores sociales (por ejemplo la Iglesia, el Estado y la ciencia) pero también construyó representaciones propias que influyeron en la manera en que los niños, y también los adultos, percibieron la diversidad cultural.
Finalmente propondremos que dichas revistas difundieron una idea de infancia republicana racialmente blanca y que las imágenes y discursos que circularon en estas publicaciones impresas mediaron en la construcción de identidades colectivas, en este caso, en el modo en que los niños de principios del siglo XX construyeron su identidad y pertenencia no solo de género y clase sino también racial.
A través de dichas publicaciones de circulación masiva se difundieron variados discursos e imágenes sobre la alteridad cultural, la raza y los pueblos indígenas que acompañaron el desarrollo intelectual de los niños y niñas de principios del siglo XX e impregnaron sus miradas.
Es por ello que la presente ponencia busca, en primer lugar, estudiar la circulación de las revistas infantiles y el contenido que dichas publicaciones difundían en relación con otros procesos de orden nacional que se gestaban simultáneamente, a saber, la consolidación de un sistema educativo nacional, la emergencia del problema social de la infancia y la cuestión indígena.
En segundo lugar, analizar los discursos e imágenes que el mercado editorial construyó y difundió, sobre el problema de la raza en general y de los pueblos indígenas en particular través del estudio de dos revistas infantiles que circularon entre los años 1919 y 1943, Billiken y Figuritas.
En relación con el primer objetivo nos preguntamos:¿Qué idea de raza transmitían esas revistas? ¿Constituye la literatura infantil una fuente válida para aproximarnos al conocimiento de las representaciones raciales que tenían se enseñaban a los niños de principios de siglo XX? ¿De qué manera estos discursos e imágenes moldearon las subjetividades de los niños lectores-consumidores y su idea de la alteridad racial? Respecto al segundo objetivo inquirimos: ¿Cuáles eran las representaciones sobre los grupos indígenas expresadas en las revistas infantiles en la primeras décadas del siglo XX? ¿Cuál fue el rol del mercado editorial en la construcción de estas representaciones? ¿Hubo representaciones homogéneas al respecto o existieron tensiones?
Sostendremos que las taxonomías raciales hegemónicas de fines del siglo XIX, que se caracterizaron por adoptar un fuerte carácter cientificista que asociaba la raza a determinaciones biológicas, tuvieron una notable influencia en las representaciones sobre la raza, la alteridad y la diversidad cultural presentes en las revistas infantiles de las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, la presencia de este pensamiento no fue único ni constante. Si bien ambas revistas- dedicadas al entretenimiento e instrucción de los niños y niñas- estaban atravesadas por una concepción republicana de la niñez, cuidadosa de infundir valores morales y cívicos, tenían posturas editoriales distintas que permitieron la existencia de discursos diversos y fluctuantes.
Asimismo plantearemos que el mercado editorial dialogó con las representaciones raciales que construyeron otros actores sociales (por ejemplo la Iglesia, el Estado y la ciencia) pero también construyó representaciones propias que influyeron en la manera en que los niños, y también los adultos, percibieron la diversidad cultural.
Finalmente propondremos que dichas revistas difundieron una idea de infancia republicana racialmente blanca y que las imágenes y discursos que circularon en estas publicaciones impresas mediaron en la construcción de identidades colectivas, en este caso, en el modo en que los niños de principios del siglo XX construyeron su identidad y pertenencia no solo de género y clase sino también racial.