Tradicionalmente, en la Educación Auditiva la comprensión de la música se refleja a través de la lectoescritura musical, entendida como la única manera de objetivar la realidad perceptual. En este contexto, la enseñanza tiene como principal objetivo la transmisión del código de escritura, descuidando otros modos posibles de dar cuenta de la comprensión musical. Bajo esta premisa, se presume que quienes no conocen este código, no podrían comunicar la comprensión de ningún componente de la obra musical. En este trabajo se intentó hallar evidencia empírica que acredite la inclusión de otros modos de dar cuenta de la comprensión musical en el ámbito de la Educación Auditiva. Para tal fin, se realizó una prueba en la que se le pidió a los sujetos que realicen una actividad que involucraba respuestas de diferente naturaleza sobre la comprensión de la música, a partir de la audición de una obra musical. La misma se llevó a cabo con alumnos de Educación Auditiva 1 y 2 de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP. Esta actividad demandaba, en algunas condiciones de la prueba, modos basados en una réplica, es decir, una representación punto a punto de la superficie musical: por ejemplo, la ejecución vocal, la ejecución instrumental y la transcripción; y en otras condiciones, modos que se basan en representaciones más globales: por ejemplo, la grafía analógica, la descripción verbal y el movimiento corporal. A la luz de los resultados, se propone una mirada más subjetiva de la experiencia musical y se discuten los aportes potenciales a esta área de la Educación Musical.