El Bronx” es uno de los territorios más problemáticos de Bogotá, en tanto concentra una gran población de habitantes de calle y una densa red de microtráfico de drogas. Durante décadas este territorio, que se ubica en pleno centro bogotano, ha operado en “estado de excepción”, ya que quienes controlan lo que allí sucede son los jefes de las bandas del microtráfico, por ello hasta hace poco la Policía y las entidades distritales tenían que pedir permiso incluso para entrar en la zona. No es de extrañar, entonces, que la vida cotidiana del territorio sólo se conociera a través de rumores. A principios del 2013 la actual Administración Distrital inició un proceso de intervención para recuperar el control territorial y restituir los derechos de las personas que allí residen. Esto ha impulsado una presencia permanente de entidades públicas en la zona y la asignación de cierta centralidad en los medios de comunicación y en las conversaciones cotidianas de la ciudad. Pero sobretodo ha re-potenciado la circulación de rumores que dan cuenta de lo que allí sucede, de los efectos de la intervención en el territorio y de los movimientos en la dinámicas de poder que ésta ha motivado. Esta ponencia aborda las narraciones construidas por jóvenes que habitan o han habitado “El Bronx” de manera ocasional o permanente, para analizar la dinámica de visibilización/invisibilización de las violencias que opera a través de los rumores, en tanto éstos cuentan lo que sucede a la vez que instauran una sola versión que nutre, en gran medida, aquello que aparece en los medios de comunicación; así mismo, se propone que los rumores operan como herramienta para el control territorial, en tanto producen fronteras que hacen de “El Bronx” una ciudad aparte. Esto es posible porque las noticias y el sentido común le otorgan a los rumores la autoridad suficiente para lograrlo y porque éstos producen efectos de verdad que les permiten definir la realidad que sobre el “El Bronx” es aceptada en el actual imaginario social.