El periodo comprendido entre mediados del siglo XIX y principios del XX resulta particularmente rico para analizar y comprender la evolución de la prensa nacional y el proceso de formación y formalización del campo de los oficios gráficos en el Rio de La Plata. Estos años estuvieron marcados por la consolidación del Estado Nacional, la expansión de las fronteras, la formación de las grandes urbes fruto de la masiva inmigración (mayormente de origen europeo), que sumada a las migraciones internas poblaron los centros urbanos en búsqueda de integrarse a la incipiente mercado laboral local, en el marco de la integración argentina al mercado mundial, en el formato del modelo agroexportador y el empeño de las elites nacionales por aggiornarse a la nueva etapa capitalista mundial, ocupando el lugar que les fuera designado en la división mundial del trabajo. Eduardo Romano y Jorge Rivera dan cuenta del proceso de formación y formalización del oficio del escrito, dejando referentes claros y paradigmáticos como Horacio Quiroga, quizás el mejor ejemplo de escritor profesional. Jorge Rivera (1998) sistematiza los proyectos editoriales que allanan el terreno y dan inicio a la modernización de la empresa editorial argentina, mientras Alejandra Ojeda se concentra en la cuestión de la imagen y su irrupción en el la empresa editorial argentina y rioplatense. (Ojeda, 2016). A su vez, se relevaron y analizaron los espacios editoriales donde se dio jerarquía profesional a los escritores y - como veremos más adelante- a los profesionales de los rubros gráficos. Ojeda señala medios como La Nación y La Prensa, que, en su afán de modernización y búsqueda de nuevos horizontes comerciales, incurrieron en un considerable proceso de democratización de las producciones editoriales. Es decir, en términos comerciales se vio una predominante búsqueda por la ampliación de los publicos. Fueron, estos medios, los facilitadores y garantes primeros del proceso de profesionalización de los oficios gráficos. Escritores e ilustradores tuvieron allí un impulso para su inserción en el mundo editorial rioplatense y su progresivo desarrollo profesional. Lectores de toda clase y procedencia lograron acceder y fueron interpelados por una cultura editorial en vías de modernización. En cuanto a los oficios gráficos en particular, es puntual la importancia del trabajo con la revista ilustrada por excelencia para dar cuenta de este proceso. Caras y Caretas, significó un antes y un después en el mundo editorial y el campo profesional de los trabajadores gráficos. “Caras y Caretas llegó a concretarse por la persistencia de sus fundadores, pero sobre todo por la falta de interés en otra cosa que no fuera crear un entretenimiento rentable”. (Rogers, 2008)