El presente trabajo tiene como objetivo fundamental demostrar como un producto aparentemente “inocente”, como un videojuego puede estar determinado por los rasgos ideológicos más profundos del sistema capitalista y de la sociedad de consumo neoliberal. El neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos distintas: “la gente se vende como auténtica porque “todos quieren ser distintos de los demás”, lo que fuerza a “producirse a uno mismo”. Y es imposible serlo hoy auténticamente porque “en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual”. Resultado: el sistema solo permite que se den “diferencias comercializables”. Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; esa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales”. Tomando como referencia las definiciones de Han, el neoliberalismo se podría definir como: Un régimen de igualdad, en un sistema que homogeniza a los individuos para aumentar el consumo, buscando la diferenciación de los individuos a través de la comercialización de “diferencias”, ya no como un sistema económico sino como una lógica productiva en el marco de un modo de producción capitalista neoliberal. Son las nuevas fuerzas productivas que friccionan claramente con los restos de las relaciones de producción todavía existentes, provenientes del modelo fordista. Hay una desregulación de la mano de obra y se elimina al estado como mediador entre el dueño de los medios de producción y la fuerza productiva. La función de los medios de comunicación en un régimen de igualdad, en un sistema que homogeniza a los individuos para aumentar el consumo, buscando la diferenciación de los individuos a través de la comercialización de “diferencias”, ya no como un sistema económico sino como una lógica productiva. Y donde los mmodos de producción capitalista neoliberal, son las nuevas fuerzas productivas que friccionan claramente con los restos de las relaciones de producción todavía existentes provenientes del modelo fordista, Los medios de comunicación tienen una doble función por un lado la de legitimar ideológicamente al sistema productivo y por otro lado se transforman en la plataforma de este nuevo sistema. Fortnite no solo es un éxito de marketing, sino también una plataforma simbólica diferente dondee se plantea un escenario necesariamente singular y similar al concepto de mundo globalizado, necesario para el aceleramiento del consumo y que forma parte de lo que se denomina capitalismo de plataforma, se puede observar a través del mismo como se puede generar un discurso hegemónico bajo las reglas posmodernas del no espacio, o de ejecutar un video juego casi como si fuera una “tarea de ocio”. Ante estas características y el rotundo éxito del videojuego habrá que preguntarse si Fortnite no representa las condiciones de un nuevo orden mundial, o solo se trata de un inocente videojuego para la distracción y el entretenimiento.