La presente investigación se propone responder a la pregunta: ¿Cómo se forma la identidad de género de un adolescente a partir de la percepción de otro?. Este planteo surge del reconocimiento de que la adolescencia constituye una etapa crítica en la construcción de la identidad personal y social, donde las percepciones externas juegan un papel decisivo. Tal como sostiene Zaro (1999), el autoconocimiento adolescente se encuentra fuertemente atravesado por la mirada ajena, los estereotipos de género y las normas sociales, lo que convierte al entorno en un actor fundamental en este proceso. Los objetivos del trabajo se centran en comprender cómo se construye la identidad de género en adolescentes de Villa María en 2025, identificando las redes de relaciones que conforman sus experiencias, los sentidos circulantes en dichas redes y los efectos de estos en la conformación de la subjetividad. Los interrogantes orientan la investigación hacia cuatro ejes centrales: la influencia de las amistades, de la familia, de la escuela y de las redes sociales en esta construcción identitaria. En la fundamentación teórica, diferentes investigaciones evidencian la complejidad de la temática. Rocha Sánchez (2009) plantea que la identidad de género integra factores biológicos, culturales, sociales y psicológicos, mientras que García Álvarez y Blanco Melón (2007) destacan la influencia del sistema educativo en la reproducción de roles tradicionales. A su vez, estudios recientes como los de Morduchowicz (2023) y Cáceres Lembcke y Otoya Puccio (2021) subrayan el peso de las redes sociales en la validación social y la autoimagen adolescente. También se ha documentado la importancia de la aceptación social (Restrepo, Gómez y Ramírez, 2018) y el impacto negativo del rechazo (Narváez-Mora, 2019), vinculados directamente con la autoestima y la salud mental (Rodríguez, 2020). La relevancia social del estudio radica en que la identidad de género no concierne a una minoría, sino que constituye una experiencia transversal a toda la población adolescente. Reconocer la diversidad, como advierte Torrossa (2015), resulta fundamental para construir entornos inclusivos que fortalezcan la autoestima y el bienestar integral. En cuanto al diseño metodológico, se propone una estrategia cualitativa que incluye entrevistas a especialistas y la implementación de grupos focales, mixtos y diferenciados por género, con el fin de indagar percepciones, experiencias y sentidos atribuidos a la identidad. La información se analizará desde una perspectiva interpretativa, atendiendo a cómo los adolescentes internalizan la mirada de los otros en la configuración de su identidad de género.