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Aproximación a una conservación colaborativa entre comunidades aborígenes y científicas: Reserva Privada de la Universidad Nacional de La Plata en la provincia de Misiones, Argentina
CRIVOS, M., MARTINEZ, M.R., TEVES, L., REMORINI, C. y SY, A.
IV CONGRESO ANUAL ASAEC. UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE- CENTRO CANADIENSE COMAHUE, NEUQUEN, 2003.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pzQ0/hcK
Resumen
La Selva Paranaense pertenece al grupo de selvas subtropicales húmedas de Sudamérica, con una superficie original de 1.000.000 Km2 abarcando Brasil, Paraguay y Argentina. Actualmente perduran 58.000 Km2 de su superficie original. Se trata de un bioma con la mayor reserva de biomasa y una alta biodiversidad. Argentina conserva 12.000 Km2 de selva en la provincia de Misiones, bajo el nombre de "selva misionera". Esta área ha estado sometida a una devastación de enorme magnitud, quedando solamente un mínimo porcentaje de su extensión original. El impacto de la pérdida de la selva es muy difícil de predecir. No sólo afecta a la diversidad biológica sino también a la diversidad cultural, dado que conlleva la progresiva desaparición de grupos humanos con una larga historia de adaptación a este ecosistema, y con ellos del conocimiento acerca del medio natural. En general, la pérdida del saber tradicional afecta a grupos humanos que habitan los ecosistemas más frágiles de la tierra, cuya biodiversidad es pobremente conocida por la ciencia. Este conocimiento es un recurso indispensable en todo esfuerzo por preservar la biodiversidad y promover la sustentabilidad a esfera local y global. Esta situación plantea la urgente necesidad de formular planes integrados para la investigación interdisciplinaria orientados a la preservación y promoción del patrimonio natural y cultural de la selva misionera. Una de ellas ha sido la decisión del Poder Ejecutivo de la Provincia de Misiones de proponer lacreación de un "Área Integral de Conservación y Desarrollo Sustentable" denominada Corredor Verde de la provincia de Misiones, en julio de 1999 y que se concretó por Ley 3631 sancionada el 17/XII/99 por el gobierno de esa provincia. Este "corredor" incluye áreas protegidas de diferentes categorías, cuyo manejo demanda la participación de distintos sectores: municipios, tierras privadas de pequeños, medianos y grandes productores y propiedades de grandes empresas. En el extremo meridional del Corredor Verde, se encuentra la Reserva Privada UNLP del Valle del Arroyo Cuña Pirú, un predio cuya superficie es de 6144 hectáreas. A partir de 1995 diferentes grupos de investigadores del Museo de La Plata, realizaron un primer inventario de la fauna y flora regional, cuyos resultados fueron difundidos a través de informes científicos a instituciones académicas y reuniones científicas nacionales e internacionales. Simultáneamente se inició un estudio etnográfico en dos comunidades Mbya-Guaraní -Kaaguy Poty e Yvy Pyta- de aproximadamente 300 personas asentadas en esta Reserva, a fin de caracterizar su modo de vida. Se focalizó en el estudio sistemático de actividades que involucran el uso de recursos del medio natural -caza, pesca, recolección, horticultura-. En este contexto, las estrategias de subsistencia surgen como punto de articulación entre la implementación de medios técnicos y la problemática que plantea la preservación del ambiente. En este sentido la investigación etnográfica da cuenta de importantes transformaciones en la relación entre los Mbyá y su ambiente. A diferencia del semisedentarismo como estrategia de vida en el pasado, en la actualidad el desplazamiento de estos grupos presenta diferencias que resultan de cambiantes condiciones socio-históricas y económicas. El proceso de sedentarización creciente que se registra en las comunidades Mbyá conlleva una utilización cada vez más intensiva de un medio natural -la selva- ya degradado. Si bien es posible observar el constante movimiento de pequeños grupos familiares, éstos se trasladan desde y hacia asentamientos permanentes siendo rara la ocupación de territorios ´nuevos´. Antiguamente el patrón de movilidad implicaba el abandono del territorio habitado y el traslado de toda la población hacia nuevos espacios dentro de la selva. La circulación periódica de estos grupos en los límites de este ecosistema permitía la recuperación de los espacios de ocupación previa. La actual persistencia en los asentamientos estables de patrones de comportamiento ligados al desplazamiento en el ecosistema selvático, produce desajustes en la relación entre los Mbyá y su medio. Por otra parte, en el contexto de la investigación etnográfica surge en forma espontánea y recurrente la preocupación de los aborígenes por el reconocimiento y posesión de las tierras a las Comunidades asentadas en el predio. Las entrevistas que realizamos a los miembros de ambas comunidades como etnógrafos de la UNLP fueron el contexto en el cual emerge el reclamo, explícito o implícito, al "Dueño" -la UNLP-, de las tierras que hoy ocupan. Varios protagonistas irrumpen en ese escenario particular que es el monte, poniendo en riesgo el proyecto de vida Mbya. Todos ellos comparten una característica: ser "jurua", "blancos". Así, empresarios, colonos, UNLP, cazadores furtivos invaden e imponen sus propios límites a un espacio otrora indiscernible de la existencia de los Mbyá desde su origen. Las referencias al valor del monte en el presente hallan fundamento en una relación estrecha y antigua entre los Mbyá y su medio natural. En ellas, el monte como escenario del modo de vida Mbyá en el pasado condensa los atributos de un mundo idealizado y perdido. Un espacio pródigo, incontaminado, donde la conjunción del peligro y lo sagrado da sustento a una estrategia de explotación equilibrada de sus recursos. En esta narrativa se intercalan argumentos míticos y seculares que explican el actual estilo de vida y garantizan un proyecto armónico de utilización de la naturaleza. En este sentido, la cosmovisión Mbyá se relaciona con las actuales perspectivas ecológicas de la ciencia. Tanto desde la perspectiva científica como de la Mbyá surge la importancia de la conservacion de la selva paranaense (el "monte" para los Mbyá). Pero en ambas perspectivas el sentido de la conservación es diferente. Por un lado, los Mbya reconocen la necesidad de conservar el monte como espacio esencial a su estilo de vida. La estrategia para ello es garantizar su permanencia en un lugar a través del logro de la propiedad de la tierra, eliminando la presencia de otros actores. Por otro lado, para los cientificos de la UNLP, la preservación de la diversidad biológica y cultural de la selva misionera supone estrategias de desarrollo sustentable que, en principio, no serían compatibles con el actual uso de los recursos naturales por parte de la población humana asentada en el predio. Sin embargo, tanto en los principios de la ciencia como en el sistema de creencias Mbyá es posible encontrar puntos de convergencia en relación al ideal de conservación del medio natural, lo cual plantea el desafío de generar espacios de dialogo y cooperación entre ambas perspectivas. Creemos que una posible vía sería el desarrollo de proyectos que contemplen el ideal de conservación en un sentido amplio, esto es, incluyendo la preservación de estrategias de vida humana inherentes a ese ecosistema. En este sentido, en la actualidad se desarrollan investigaciones en el área de la salud que articulan los intereses de las poblaciones Mbyá y de la comunidad científica. Se abordan problemáticas que, como las parasitosis humanas, involucran factores biológicos y culturales que afectan la calidad de vida en el predio y con ella la viabilidad de la conservación de sus recursos. La integración de las comunidades aborígenes y científicas en el diseño y ejecución de este tipo de proyectos se ofrece como una posible vía para el logro de acuerdos en torno a la preservación del ecosistema selvático y de las estrategias de vida humana que la hacen posible.
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