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Eames DSW. La silla plástica que quería ser popular
Federico Del Giorgio Solfa.
DNI (Buenos Aires), núm. 26, 2014, pp. 21-21.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pa9s/qkb
Resumen
La serie de sillas plásticas Eames, fue creada en 1950 por los diseñadores industriales norteamericanos Charles y Ray Eames (1907-1978; 1912-1988) para la firma Herman Miller, como una propuesta de mobiliario de bajo costo para las familias norteamericanas de la posguerra. Inspirados en la complejidad de curvas que poseían los guardabarros de los nuevos automóviles producidos en Detroit, el matrimonio Eames dio a luz a su primera forma exitosa: un único caparazón moldeado en fibra de vidrio, que resolvía asiento y respaldo en una forma continua. Sus colores originales eran crudo, gris piel de elefante, pergamino y verde espuma de mar. La idea formal del asiento-cáscara (?The Shell?), remitía a una silla de madera diseñada en 1940 por Charles Eames, Eero Saarinen y Marli Ehrman¬, que fue producida por las empresas Heywood-Wakefield y Haskelite. El concepto de esta silla plástica, se plasmó originalmente en cuatro modelos que incluían distintas bases: de alambre (DSR), de madera (DSW), tubular de acero (DSX) y tubular apilable (DSS). Estas versiones, motivaron a un mundo de reinterpretaciones y copias (que aún no se agotan) y hace que la silla de plástico Eames sea una de las más populares del mundo. En particular, el motivo de la crítica es la DSW (Dining Side Shell Wood), que es una versión plástica de la silla Eames con base de madera (ébano, fresno, arce o nogal). Esta inusual combinación de materiales se acentúa en las patas cónicas de madera que con barras diagonales de acero de sección redonda, integran una firme estructura y dan a la silla un carácter cálido e independiente. Si bien el modelo con base de alambre (?base Torre Eiffel?) fue uno de los más significativos en el orden simbólico e integra la colección del Museo de Arte Moderno (MoMA), la versión con espigas de madera comprende la más exquisita combinación entre madera, plástico y metal. Charles Eames decía que: "Los detalles no son detalles, ellos hacen el producto.". Desde una perspectiva tecnológica, esta serie se destaca por comprender a las primeras sillas de plástico construidas en serie en la historia del mueble. En el más de medio siglo que nos separa, los avances de la ciencia y la tecnología alimentaron de nuevas aplicaciones al diseño original. Por estas razones, cuando los riesgos ambientales asociados a la producción de fibra de vidrio se evidenciaron, se suspendió la producción de la cáscara hasta encontrar un material más adecuado. Si bien existen copias en todo el mundo producidas en una amplia variedad de tipos plásticos (polietileno, poliestireno y policarbonato, entre otros), recién en 2004, Herman Miller volvió a producir la silla en polipropileno. Además de ser 100% reciclable, la sutil textura mate del polipropileno del asiento ofrece un tacto suave y una notable durabilidad. En cuanto a la ergonomía, esta silla comprende algunos mitos teóricos que giran entorno a: ?el diseño apuntaba a dinamizar el consumo y reducir tiempos en bares y restoranes?, entre otros. Es probable que no sea esta la silla más cómoda, pero seguramente se sitúa entre las más eficientes en cuanto a su versatilidad de uso; de todas maneras, debo confesarles: nunca me he sentado en una original. Para las decoraciones eclécticas esta mítica silla sigue siendo un componente esencial. Seguramente usted ha tenido alguna en su hogar o la ha utilizado en restaurantes, oficinas, salas de conferencias o de espera, etc.
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