Los niños y adolescentes se encuentran en proceso de construcción de la identidad. La identidad se construye a lo largo de la vida y tiene su origen en factores biológicos, psicológicos, sociales, culturales y accidentales, está conformada por aspectos estáticos y dinámicos. La experiencia de mismidad es la que permite a una persona reconocerse como un individuo que es al mismo tiempo miembro de una familia o comunidad pero único e irrepetible. Sin embargo, la mismidad se construye a partir de rasgos parciales a los que se identifica el sujeto. Podríamos decir que existe una dialéctica entre identidad e identificación. Siendo la identificación una sumatoria de elementos de los que el sujeto se ha apropiado a lo largo de su vida y que se cristalizan en la identidad. Freud conceptualizaba el yo como un cementerio de identificaciones. Las identificaciones tienen un carácter interrelacional pues se toman de los otros pero al mismo tiempo se constituyen en los rasgos definitorios de nuestro ser. Los niños y adolescentes, se encuentran en un proceso de constitución de su subjetividad y son sumamente permeables a los estereotipos que ofrece el Otro de la cultura. Por ello, el trabajo con el cine es fundamental en la escuela. Funciona como un catalizador de la época, al tiempo que genera espacios ético-estéticos singulares para deconstruir y cuestionar los estereotipos, los supuestos, los modos de relación con los otros, las pautas morales, etc. La propuesta es pensar el cine infantil desde el nivel inicial como espacio de recreación, juego y reflexión y en la adolescencia como escenario de reedición y revisión de las identificaciones infantiles.