Los derechos humanos se nos presentan como un fenómeno complejo (Rabossi: 1996) y su implementación se manifiesta como un desafío latente, antes que como un punto de llegada. Ligada a la implementación se hallan las decisiones políticas, económicas y macrosociales que exceden la buena voluntad de algunos. Sin embargo, la toma de conciencia que brinda a los seres humanos el proceso de socialización e institucionalización por el que atravesamos para nuestra inserción cultural, puede ser lo que finalmente modifique las decisiones políticas. La educación en los derechos humanos es un transito necesario para el crecimiento de la concientización e instrumentalización de políticas que defiendan y preserven estos derechos. De ahí que sostengamos, que la implementación va acompañada de la transmisión que hacemos de ellos. En este escrito, partiremos de la consideración de la noción de derecho humano, su evolución histórica, para desembocar en reflexiones de tipo filosófico antropológico, que den cuenta del sujeto supuesto a esta noción. Finalmente, arribaremos a la necesidad de sostener la necesidad de una educación desde y para los derechos humanos como una exigencia misma del proceso de endoculturación al que se encuentra convocada toda la humanidad.