La relación asimétrica que conlleva la clínica psicoanalítica le otorga al psicólogo un poder de orientación y decisión sobre la vida de su paciente. El poder de la transferencia puede ser utilizado para curar pero esta poderosa herramienta puede funcionar para la manipulación y el abuso. En ese caso, los pacientes resultan seriamente dañados a causa de ella. ¿En qué sentido debe ser este poder utilizado? ¿Cuáles son los límites de la influencia sugestiva del terapeuta sobre el paciente? Estos son algunos de los interrogantes que se abren en el texto. Para responderlos hemos recurrido no sólo al marco teórico del psicoanálisis sino también a la normativa legal en la que se encuadra el ejercicio de la psicología en Argentina y a los códigos de ética de los Colegios de psicológicos y de las Asociaciones profesionales de la psicología, que si bien no prescriben, orientan a los profesionales acerca de las exigencias deontológicas de la profesión.Esto nos lleva a algunas consideraciones acerca de la posibilidad de elaborar un Código de Ética compartido y en el que se plasmen los saberes deontológicos sobre los límites del accionar del psicólogo en la clínica.