Existe en la actualidad una fuerte convicción de la importancia de formar profesionales que no sólo manejen habilidades y conocimientos sino que también que posean actitudes éticas en el ejercicio de su profesión. (Martinez Martín, Buxarrais Estrada y Bara: 2002; Ormart- Fernández: 2009). El objetivo de esta presentación es describir las competencias de los estudiantes de grado de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (N:566) a la luz de la aplicación de Escala de Actitudes desarrollada en España y aplicada en América Latina por la Dra. Ana Hirsch Adler. Solamente partiendo de las actitudes que están instaladas en los estudiantes podemos pensar, a futuro, qué cambios son necesarios para formar profesionales más comprometidos éticamente con su profesión. Desde esta línea, tomamos la definición de las actitudes hacia la ética profesional como el grado de acuerdo o desacuerdo con el que el futuro profesional responde ante las diferentes dimensiones de la ética profesional (Chávez González: 2009; Porraz Castillo, Pinzón Lizarraga: 2009). Dichas dimensiones se pueden clasificar en: Competencias técnico-cognitivas, sociales, éticas y afectivo-emocionales. El procedimiento más común para conocer las actitudes se basa en la construcción de escalas del tipo Likert. En esta investigación les presentaremos a los sujetos un cuestionario compuesto por 55 proposiciones a las que debe contestar en un sentido positivo o negativo, indicando también el grado en que lo hace (Escala de ética profesional de Hirsch Adler: 2005) Se realizó un análisis con el paquete estadístico SPSS versión 17. Uno de los resultados más interesantes que encontramos luego de agrupar las proposiciones en función de las cuatro competencias y sumar los porcentajes positivos de los alumnos (totalmente de acuerdo, muy de acuerdo y de acuerdo) fue la siguiente escala de valoración. : Técnico Cognitivas (89%), Éticas(86,80%), Afectivo emocionales (85%), Sociales (79,20%) Dicho gradiente nos indica que los alumnos valoran más las competencias cognitivas y técnicas. Al preguntarnos por la causa de esta valoración encontramos que el posicionamiento del estudiante de Psicología de la UBA frente a las competencias esperables del psicólogo no depende sólo de las actitudes individuales, ni de la sumatoria de ellas (modelo reduccionista) sino de una interacción entre el paradigma hegemónico propuesto en la formación curricular (Scaglia, Santos; Lodieu: 2005, 2006; Eurasquin, 2005), las demandas contextuales y el posicionamiento subjetivo de los estudiantes (modelo de la Complejidad). Dentro del ámbito de las competencias sociales, que recibieron la valoración más baja, encontramos un amplio desarrollo bibliográfico que apunta a describir deficiencias en la formación de los psicólogos y propuestas metodológicas de cambio en la formación de competencias éticas y sociales como la tolerancia (Duncan, Stevens & Bowman: 2004), el respeto (Stevens: 2009), la apertura a un paradigma multicultural (Pettifor& Ferrero: 2012) y global (Pettifor; Ferrero & Gauthier: 2012).