Entre los modelos vinculares primordiales que se establecen entre l@s niñ@s y sus padres se encuentra la figura de la autoridad. Esta figura se encuentra actualmente en crisis. La autoridad es uno de los componentes centrales que ubicamos dentro del ejercicio ético del rol docente. Éste supone encarnar la autoridad desde el diálogo y no desde la obediencia. La construcción de un vínculo sólido y saludable en la niñez, permitirá sostener en la adolescencia y la adultez un vínculo de confianza que promueva el encuentro en lugar de la distancia, en el abordaje de las diferentes situaciones vitales. Es desde este marco, desde el que podemos trabajar los límites en la escuela, desde el diálogo y la comprensión y no desde el autoritarismo.