Se coloca en tensión la verdad subjetiva que se articula en el deseo paterno del personaje principal y el imperativo superyoico de venganza. Raymond ha matado a un hombre y este hecho ha signado su existencia en el desborde pulsional. La violencia se sostiene como única respuesta ante el encuentro con lo que no se ajusta a sus expectativas. La pregunta por su responsabilidad resulta ineludible. Y es puesta en escena por el personaje más siniestro de la serie.