En el presente artículo relevaremos algunos de los rasgos más salientes del orden social poswelfarista en la Argentina contemporánea y su relación con las formas de definir y abordar el tema del delito. Intentamos retomar, así, algunas de las preocupaciones abordadas por Juan S. Pegoraro y las herramientas conceptuales elaboradas para hacer frente a esas preocupaciones. Como es sabido, a partir de la implantación del modelo neoliberal se clausura un ciclo caracterizado por la extensión paulatina de seguridades sociales al conjunto de la población y se inaugura uno nuevo, en el que la inseguridad se instala como nueva forma de gestión de la fragmentación y la desigualdad sociales. En esta coyuntura, si bien se han producido novedades en el campo de las intervenciones orientadas a la administración del delito, como la emergencia de la nueva prevención, queremos resaltar que, paralelamente, se ha extendido un proceso de inflación punitiva en el que se pueden identificar fácilmente reformas procesales restrictivas de las garantías constitucionales, una marcada exacerbación de la violencia policial y el incremento superlativo del encierro incapacitante dirigido solamente a castigar a los sectores excluidos del modelo socioeconómico.