Los músicos tienen en general cierto recelo respecto de lo que investiga la Psicología de la música. Por un lado reconocen su importancia, pero por otro, parecería que aquello que confirman sus investigaciones estuviera lejos de las prácticas que realizan como músicos. A menudo parecería que los músicos y oyentes hablan en un idioma, y los investigadores en otro. Este capítulo reúne algunas reflexiones sobre algunos de los posibles motivos de este divorcio. Se parte de la hipótesis de que hay una divergencia notable entre lo que es la experiencia cotidiana de la música, cómo ésta es vivida por las personas y cómo es pensada en los ámbitos académicos. Esta separación que a priori parecería no ofrecer problemas para la mayoría de las actividades humanas vinculadas con la música (su producción, su consumo, su intercambio), genera conflictos en el corazón mismo de la investigación académica sobre ella. Como ya se ha propuesto en otros sitios, el problema parte del punto desde el que la Psicología de la Música piensa la Música.