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International Human Solidarity Day
Collado Ruano, Javier.
Global Education Magazine (Almansa).
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/p97g/ovf
Resumen
http://www.globaleducationmagazine.com/global-education-magazine-10/ La solidaridad es un fenómeno transdimensional que ultrapasa la esencia ontólogica de la naturaleza humana. De hecho, cuando observamos las conexiones entre el microcosmos y el macrocosmos, percibimos que el ser humano no está en medio del caos y la arbitrariedad, sino que pertenece a la gran red de interdependencias, complementaciones y reciprocidades que constituyen la vida. El surgimiento de la vida en la Tierra, entorno a 3.800 millones de años, es un proceso complejo de fenómenos naturales excepcionales, inherente a todos los sistemas vivos, que se expresa a través de una creatividad sin límites: mutaciones, intercambio de genes y simbiosis. Desde una perspectiva cosmobiológica podemos observar una nueva dimensión conceptual de la vida, donde todos los seres vivos compartimos la base de un mismo código genético: los veinte aminoácidos y las cuatro bases fosfatadas. En efecto, la diversidad entre los seres vivos es originada por la combinación de esta base cosmo-bio-genética. Esta perspectiva transdimensional tiene un profundo sentido ecológico y espiritual para nuestra visión del mundo, ya que la aventura evolutiva humana es la etapa más reciente de la vida en la Tierra. El ser humano moderno es un animal vertebrado, mamífero, del orden de los primates, que surgió hace 200.000 años; y que en los últimos siglos ha impuesto su visión antropocéntrica, industrial y capitalista, en detrimento de la Pachamama. Consumimos entorno al 120% de los recursos naturales que la Madre-Tierra regenera anualmente. Nuestro comportamiento consumista está inmerso en una dinámica fatalista con destino al cambio climático (deforestación, pérdida de biodiversidad, capa de ozono, etc.) y a nuestra propia autodestrucción como especie. Es de urgente necesidad superar la falacia cognitiva que las estructuras mentales del darwinismo social y los postulados capitalistas del siglo XIX han constituido históricamente, pues únicamente comprenden a los sistemas naturales y sociales como procesos belicistas y competitivos donde las especies divergen entre sí. El concepto darwinista de adaptación al medio ha quedado desfasado con la demostración científica de la teoría Gaia, que reconoce al planeta Tierra como una totalidad autopoiética donde los sistemas vivos y no vivos se entrecruzan en una misma red de interdependencia. De este modo, la evolución de los organismos vivos está vinculada a la evolución de su entorno: adaptándose mútuamente en un único proceso de co-evolución. El reconocimiento de la co-evolución como fenómeno ontológico tiene implicaciones filosóficas profundas que implican una revolución en los valores del modelo de civilización actual. No podemos mantener el orden socioeconómico capitalista actual, pues resulta incompatible con los límites del planeta. La crisis económica global es en realidad una crisis de civilización planetaria. La sociedad-mundo del siglo XXI necesita nuevas herramientas para comprender la realidad, y herramientas para transformarla. En este sentido, el concepto de biomímesis representa un farol que ilumina el camino de la emergente ciudadanía global, pues trata de comprender los principios de funcionamiento de la vida, en sus diferentes niveles, con el objetivo de imitar a la naturaleza en la reformulación de nuevos sistemas productivos humanos sostenibles con la biosfera. La vida nos enseña que no evolucionó en la Tierra por grandes combates, sino por alianzas simbiogenéticas entre organismos independientes que han cooperado, durante más de 3.500 millones de años, para formar constantemente nuevas identidades orgánicas. El principio de biomímesis nos invita a construir puentes simbióticos entre la naturaleza y la cultura,es decir, entre ecosistemas y sistemas humanos. Si bien es cierto que la constitución de las propias Naciones Unidas representó un esfuerzo de cooperación intergubernamental y de unidad plural de la diversidad humana, creando una consciencia planetaria de pertenencia a una comunidad con destino común; la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos obliga a crear nuevas simbiosis entre la sustentabilidad ecológica y los derechos humanos. En este sentido, los ODS de la agenda post-2015 de las Naciones Unidas representan una oportunidad innata para la emergencia de un nuevo paradigma civilizatorio biomimético, pues constituye, en esencia, un auténtico Humanifesto: caracterizado por la declaración universal de reconciliación humana con el medio ambiente. Un reto de gobernabilidad global sin precedentes históricos donde la solidaridad y la cooperación humana es la clave simbiótica para integrar la bioética ecológica como metapunto de encuentro civilizatorio. Ha llegado la hora de caminar juntos hacia un nuevo paradigma civilizatorio. ¿Están preparados? El reto comienza ahora. Les invito a todos a encontrarme en este camino con destino a la transformación…
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