En 1964 fue descubierto un fresco medieval ubicado en un muro de la capilla de Sainte Radegonde, en Chinon, Francia. Desde entonces diversas interpretaciones han tratado de adjudicarle un contenido específico a estas formas plásticas, generando un debate académico que permanece hasta el día de hoy. Sin embargo, en la búsqueda del sentido se dejan de lado posibilidades de contenido que pueden estar comprendidas en la representación visual.