Partimos de un concepto de literatura como construcción social, vinculada a los momentos históricos y siempre abierta a lo que se pueda decir o escribir (incluso sobre lo que ya se ha dicho o escrito). Por supuesto que es una decisión, también, política, que nos corre de cierta tradición académica ligada a una élite cultural, que relega y desconoce otros textos que existen y circulan por fuera del canon. En lo particular, mi investigación se asienta en la llamada Literatura Infantil y Juvenil (LIJ), que en la academia continúa siendo vista como una producción menor, carente- en apariencia- de la complejidad y la calidad de la literatura a secas. En concreto, la propuesta trae los textos de la LIJ al ámbito de un espacio curricular del Profesorado en Lengua y Literatura, a través de la modalidad taller, no sólo como un gesto de lectura (anunciando a viva voz que los textos de la LIJ también son dignos de los doctos ojos de los profesores y estudiantes universitarios), si no, además, como una incitación a la propia escritura. Trabajo en el diseño de consignas de escritura creativa a partir de los procedimientos retóricos usados en la LIJ, bajo la premisa de que esas lecturas y esas consignas son tanto para niños como para adultos.