La presentación deriva de investigaciones en el marco de un PIP/CONICET, un proyecto en el Programa Seed Money Grant de Leading House for the American Region (Suiza) (finalizados recientemente), y un PI/UNRN (en curso). La hipótesis subyacente a las mismas, en síntesis, propone la necesidad de concebir una historia natural del arte a base de museos imaginarios — alternativos a los museos de piedra o cemento en el centro de la historia del arte tradicional— donde reconocer series de imaginería mayormente literaria y cinematográfica que reponen ausencias debidas al régimen que las academias, los tratados y, más tarde el mercado, fueron imponiendo al arte de la pintura. Entre esas ausencias, interesan en particular la de paisajes devastados que componen, por ejemplo, las franjas de desechos orgánicos que deja la marea alta al retirarse, en la actualidad, notoriamente mezclados con desechos plásticos, dada la incesante contaminación que sufren las aguas. Pensar una historia natural del arte conlleva, como toda tarea museística, un rescate que, hoy en día, acude en respuesta a la pregunta que —con los términos de un pensador de nuestra época— podría formularse así: ¿puede sobrevivir el arte a la destrucción de los paisajes?