Pensar el fenómeno de las violencias y los modos tan extremos con que se presenta en las familias de esta época, constituye un desafío que interpela nuestra posición como analistas e implica una acción de suma responsabilidad para aquellos que sostenemos la práctica del psicoanálisis en instituciones como el Hospital. El abuso sexual infantil como modalidad de la violencia familiar ha dejado de ser una excepción en nuestra clínica hospitalaria, así como también la problemática del aborto o la interrupción legal del embarazo en niñas que padecieron estos abusos. La cuestión que se nos plantea y con la que debemos lidiar desde la posición de analistas, es que tras el ascenso al cénit social de estos fenómenos como significantes amo, se nos presenta, una universalización del sujeto a través de categorías como la de víctima que eclipsan muchas veces la eficacia de nuestras intervenciones