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Significaciones cotidianas alrededor del derecho a la educación desde la cuna: Fisuras en el modelo hegemónico de crianza
Marcela Pérez Blanco.
ponencia artículo.
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Resumen
Las prácticas de crianza no obedecen invariablemente a un patrón que se repite en formas idénticas y uniformes. Esta idea es relevante respecto a la educación de lxs niñxs menores de tres años debido a que a menudo -especialmente desde perspectivas psicologicistas- se considera que las prácticas de crianza familiares constituyen sólo “re- actualizaciones” de las propias vivencias infantiles. La presente ponencia procura problematizar ciertas afirmaciones tradicionales de la psicología evolutiva hegemónica respecto a la crianza de niñxs de 0 a 3 años. Los testimonios de campo reportan que lxs progenitorxs se apropian y resignifican las prácticas y saberes recibidos o heredados. Se adoptó un enfoque teórico-metodológico anclado en la tradición etnográfica (Rockwell, 2009; Batallán, 2018). Se priorizó la perspectiva biográfica (Pujadas, 2000; Portelli, 1989; Saltalamacchia, 1992; Piña, 1989). Se realizaron entrevistas semiestructuradas que centralmente hicieron foco en la concepción de infancia “en uso” (concepciones y orientaciones de valor sobre la primerísima infancia; evocación de prácticas de crianza vivenciadas en la propia primera infancia y contenido y potencia de la transmisión familiar). Entre los resultados obtenidos se identificaron 1) fracturas en el rol paterno patriarcal. Aunque subsisten visiones estereotipadas de los roles femeninos y masculinos en las familias; hay padres que se ocupan de todo lo necesario, pero sólo en carácter de relevo y hay hombres que asumen al cincuenta por ciento (o más) las tareas, responsabilidades y decisiones de la crianza. 2) Los arreglos domésticos de cuidado dependen de los contornos de los puestos de trabajo de lxs adultxs a cargo, pero no sólo de ellas. A veces también tallan preferencias personales que expresan opciones por la crianza o el trabajo remunerado. Se obtuvieron relatos que permiten problematizar la perspectiva de que la maternidad y la crianza son imposiciones sociales que sojuzgan a las mujeres y que la alternativa “liberadora” es la inserción en el mundo del trabajo capitalista. 3) La seguridad y confianza que adquieren con el ejercicio de la maternidad las indujeron a confiar más en su criterio y relativizaron las recomendaciones, consejos e indicaciones del mundo cotidiano o del campo especializado y las prácticas redundaron en mayores márgenes de autonomía para lxs hijxs menores. En las relaciones con las prácticas y las pautas de crianza transmitidas por la generación anterior encontramos vínculos con 3.a) tres orientaciones principales. Una es la transmisión de madres a hijas (o “descendente”); la otra es de hijas a madres (“transmisión ascendente”) en que la generación mayor advierte y valora positivamente diferencias en las prácticas de la generación más joven. También se encontraron hijas-madres que hacen las cosas de manera diferente a la de sus madres, pero sin intentar convencerlas de las bondades de esta práctica. A esto se lo ha denominado ruptura de la transmisión. 3.b) La relación con el/la pediatra está sujeta a condiciones similares. Lxs adultxs, a medida que adquieren confianza en sus prácticas, se independizan de sus recomendaciones y aún desde el/la primer/a hijx la autoridad que se le atribuye a su palabra es limitado. Se valora la horizontalidad y el respeto. La verticalidad y la imposición son asociadas con el maltrato y rechazadas abiertamente o eludidas disimuladamente. La definición de “lo que es mejor para el niño” se disputa en una polémica social donde se cruzan las voces del saber tradicional, el sentido común, el saber médico, el saber psicológico y lxs especialistas en crianza. Las prácticas de las madres entrevistadas se reservan la autoridad para garantizar la prevalencia del juicio materno por encima de cualquier otro saber. Esto puede constituir una reacción a la feminización y privatización de la crianza: las mujeres aceptan el peso simbólico y material de la crianza y a cambio exigen y ejercen todo el control. 4) No se han localizado arreglos familiares mediatizados por retribuciones materiales de ninguna especie. Las “ayudas” no familiares reportadas –tanto las profesionales como las inespecíficas - involucraban retribución económica. Los relatos de las mujeres entrevistadas refirieron como ayuda la posibilidad de compartir e intercambiar experiencias con pares. Se trata de apoyo emocional, intercambio horizontal de experiencias o algún asesoramiento puntual pero desde una posición de paridad. La doula es un punto donde confluyen la necesidad de una ayuda consistente en apoyo cuasi-familiar y la mercantilización de la crianza. Sintetiza la necesidad de compartir con otra mujer (sin más credenciales que las de ser madre), y la mercantilización de todo auxilio a la crianza expresa esa necesidad e indica que la díada aislada es algo que se rechaza. La madre necesita apoyo social no sólo provisión material o contención afectiva como en las concepciones clásicas.
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