Enfoques microhistóricos: La música y la danza como formas de resistencia y negociación de los africanos y sus descendientes en América Latina. La autorización de los bailes populares en la isla en 1792, fundamentalmente en la ciudad de La Habana, generó un movimiento e intercambio de recursos relacionados con la música y el baile entre sus habitantes que, como reseña Pascual Ferrer, para 1798 en La Habana existían más de medio centenar de lugares dedicados a entretener a la población con estos dos elementos culturales como base comercial.