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Análisis de los botones Prosser del sitio “La Basurita” (Rosario, Santa Fe)
Bruzzoni, María Fernanda.
Urbania. Revista latinoamericana de arqueología e historia de las ciudades, vol. 5, 2016, pp. 117-128.
  Dirección estable:  https://www.aacademica.org/urbania/43
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pssU/snd
Resumen
En 1840, los hermanos ingleses Richard y Thomas Prosser crearon un proceso industrial para fabricación de botones de cerámica cocidos a altas temperaturas que se hizo conocido con el nombre Prosser. Consistía en una mezcla de arcilla fina con cuarzo o cerámica molida algo húmeda. Esta preparación se prensaba en moldes de hierro fundido y se cocinaba en hornos mufla a temperatura lo suficientemente alta como para transformar la arcilla en botones de cerámica, logrando el nivel de porcelana. Después de la primera cocción los botones se podían pintar de colores, realizar impresiones o transferencias como los tipos “calicó” y “gingham”. Por último, pasaban al segundo horno (Sprague 2002). Hacia 1843, Jean-Félix Bapterosses, un industrial e inventor francés, viajó a Inglaterra y visitó las fábricas de botones cerámicos Minton y Chamberlain con el motivo de aprender el proceso Prosser. Este creativo francés regresó a su país en 1844 y presentó una patente para una prensa capaz de producir por golpeo 500 piezas de botones a la vez. Hizo matrices intercambiables, lo que le permitió hacer distintos tipos de botones, con agujeros y con gancho, reinventó una masa más plástica que la tradicional para la fabricación de botones, añadiendo leche que contiene caseína. Esta mejora en la maquinaria, la nueva masa y la mano de obra más barata lograron que la fabricación en Francia fuera la más económica. De esta manera arrasó con el negocio en Inglaterra (Sprague 2002; Ebelmen y Salvetat 1855): rápidamente los botones Prosser comenzaron a hacerse populares, ya que además de su bajo costo, el uso de técnicas como el estarcido o “stencil” permitía la producción de botones de apariencia tal que fueron una alternativa a los botones de tela (Gorski 2009). Aunque no hay certeza acerca de hasta qué fecha se fabricaron botones Prosser, Sprague (2002) sostiene que la aparición del plástico hacia 1950-1960 tuvo un impacto definitivo en la producción.
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