La etiqueta que aparece en el envase de un producto, contiene información de gran utilidad al consumidor para analizar y evaluar la conveniencia y pertinencia de la compra. Existen exigencias legales que indican el tipo y la forma de presentación de los datos en ella. En las etiquetas es obligatorio que conste la fecha de elaboración, de envasado, de duración y la fecha límite de utilización. Se exige que sean enumerados todos los ingredientes por orden decreciente de cantidad, debe destacarse la presencia de “aditivos alimentarios” si hubiere, indicarse el lote al cual pertenece el producto y las instrucciones para la conservación y utilización, el nombre y la dirección del fabricante, envasador, distribuidor, importador, exportador o vendedor del alimento, también el país de origen del alimento cuando su omisión pueda resultar engañosa o equivoca para el consumidor. Si el producto ha sido tratado con radiación ionizante, esto debe ser enunciado en la etiqueta. Si bien existen organismos de contralor que verifican el cumplimiento de estas disposiciones, el propio consumidor debería controlar que la información obligatoria aparezca en la etiqueta de los productos que adquiere y si así no fuera, debería señalarlo a la autoridad de contralor. El trabajo tiene el propósito de reflexionar sobre la importancia de estas cuestiones pues están vinculadas con la salud de los consumidores, no solo con la conveniencia de la adquisición de un producto u otro. Para ello se realizó un relevamiento documental a partir del cual se realizó un análisis de la información que debe figurar en una etiqueta de producto alimenticio. Pero, por otro lado, se lo estudió con una transversalidad de la Responsabilidad Social Empresaria como parte del compromiso que debe tener el fabricante a la hora de elaborar y ofrecer el producto al mercado, lográndose interesantes y muy útiles conclusiones.