Este aporte se inscribe en el campo de la educación intercultural crítica para la primera infancia. Retoma indagaciones acerca de representaciones de la otredad, situadas en una experiencia pedagógica que involucró comunidades educativas de nivel inicial, constituidas a partir de movimientos migratorios, en un contexto urbano. El caso corresponde a mi tesis de Maestría en Sociología de la Cultura de IDAES-UNSAM. La multidimensionalidad y complejidad del hecho educativo amerita un abordaje interdisciplinar -en éste- Educación, Sociología de la Cultura y Antropología del Cuerpo. La educación -institución política, social y cultural- aloja una permanente disputa de sentidos en cuanto a identificación cultural, derecho a la educación y equidad de las diferencias. La escuela, espacio público donde se construye lo público, ha variado históricamente su abordaje de la otredad desde la homogeneización, exotización e invisibilización a la elección actual de construir comunidades, ni homogéneas ni hegemónicas, donde todos ocupen su lugar como sujetos de derechos desde el nacimiento. Según la concepción de cultura abordada, la educación intercultural amplía su horizonte más allá del bilingüismo a otras categorías de la diversidad que se configuran desde el plano relacional. Entre ellas se escinden fronteras y en las zonas fronterizas erupcionan representaciones que formatean la experiencia infantil y lxs niñxs interpelan. Las diferencias ocupan el lugar de la diversidad y se encarnan en nuestro cuerpo, fenómeno social y cultural, materia simbólica, objeto de representaciones y de imaginarios. La historia se inscribe en ellos. El trabajo recupera voces y gestos de la corporalidad infantil como descriptores y productores de conocimiento y observa la corporalidad como campo social donde tramitamos la posible transformación social. Su centralidad en la experiencia infantil se afirma, a través del cuerpo se movilizan historias y aprendizajes donde se compromete la totalidad del ser. La interculturalidad como perspectiva metodológica, ética, política y social es clave en las discusiones del campo educativo. Se concreta en la problematización y disponibilidad del enseñante, capitalizando la incertidumbre, la negociación, el conflicto y el consenso como instancias pedagógicas de convivencia. Una perspectiva ética y de derechos, integrales e interdependientes, sostiene el interés superior del niño hacia la legitimación de su participación en la construcción de ciudadanía. Resulta del análisis, la necesidad de pensar nuestras realidades e instituciones pretendiendo construir instancias dialógicas de encuentro y complementariedad preguntándonos ¿Qué nos sucede con la diversidad? La creciente distancia entre el corpus jurídico y la real efectivización de los derechos de la infancia nos sitúa ante el desafío y oportunidad hacia la transformación social. Reconocer y más aún, alojar la diversidad nos acerca a sociedades más humanas e infancias más dignas, impugnando desigualdades y patrimonializando lo diferente. Educación e infancias, son contextos privilegiados para construir -desde la más temprana edad- el reconocimiento de las singularidades, capitalizando la diversidad desde la amorosidad y la esperanza para convertir lo diferente en patrimonio, habitando trayectos pedagógicos alternativos que empoderen al niñx como ciudadano intercultural desde su nacimiento. Metodología: cualitativa, observación participante/participación observante y registro de entrevistas, actividades, grupos focales durante dos ciclos lectivos sucesivos.