En Buenos Aires se puede pintar de día, sin prisa y sin pausa. Hay lugar tanto para la rebeldía del tagging como para participar en los programas de embellecimiento urbano que promueven las políticas locales. El street art se encuentra entre dos situaciones: por un lado es una escena constituida con sus circuitos propios, con sus artistas (con)sagrados. Por el otro, aún persiste ese espíritu underground y una energía efervescente de lo incómodo que es el motivo por el cual muchos activistas siguen eligiendo este modelo de intervención urbana. En los últimos años, el colectivo de mujeres ha logrado visibilidad, tras tantos años de pacientes luchas. No se trata solamente de ser reconocidas como tal sino de poner en la agenda política y social algunos de los temas más trascendentales al feminismo. El grito de “ni una menos” fue la plataforma sobre la que pudieron tomar lugar otros reclamos, como el del aborto legal. Las prácticas para su visibilidad y comunicación toman en la calle una dimensión performática que las acerca a las dinámicas de la creatividad urbana, conviviendo con otras formas y discursos gráficos pero recreando un lenguaje propio y distintivo. Este trabajo pretende presentar algunos avances de investigación sobre las nuevas formas que adopta el lenguaje gráfico del feminismo local, sus soportes y aspectos contextuales de estas prácticas que emergen desde el activismo y la comunicación de guerrilla, pero se cruzan y se conectan con otras formas de creatividad urbana: graffiti, intervenciones, y muralismo –entre otras- constituyendo un paisaje que habla de la ciudad como territorio de disputas. Palabras claves: graffiti, feminismo, creatividad urbana, intervenciones urbanas