El presente trabajo surge a partir de una experiencia educativa en contexto de encierro. La investigación toma como objeto de estudio dos relatos escritos por jóvenes privados de su libertad, en el marco de un taller literario durante una colonia de vacaciones desarrollada en el Centro Socioeducativo de Régimen Cerrado “Manuel Belgrano”, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En principio, el análisis surgió a partir de una inquietud respecto a las identidades presentes en los textos literarios. En esta línea, el trabajo tuvo una primera barrera epistemológica debido a la posibilidad o no de analizar discursivamente textos literarios, dada la tradición inmanentista de la teoría literaria que elimina por completo la figura del/a autor/a para el estudio de la literatura. En relación a esta problemática, se tomó la perspectiva de Mieke Bal en Teoría de la narrativa (1990) que se basa en la idea de que el narrador siempre está en primera persona, lo que cambia es el objeto de la emisión y la focalización. Además, desde la Teoría de la Enunciación, se tomaron las ideas de que todo texto es lenguaje en uso (Halliday y Hassan, 1976) y que el enunciador constituye su subjetividad en el ejercicio del lenguaje (Benveniste, 1978). Por otro lado y una vez encontrada una posible conciliación con la traba epistemológica, se analizaron las producciones discursivamente y tomando la Teoría de la Enunciación. En esta lectura se develó una interrelación constante entre la subjetividad del autor, las formas elegidas en la narración y el lenguaje en sí mismo. Es decir que las identidades se constituían por un complejo vínculo entre el lenguaje literario, el yo y el tú.