Resumen En el marco de un proyecto doctoral en curso , en el presente trabajo nos proponemos analizar y discutir una serie de aportes metodológicos en el campo de estudios sobre dirección escolar en el nivel secundario. Partiendo de la noción de prácticas (Foucault, 1979, 1999) en tanto manera de hacer, decir y pensar desarrollamos una serie de propuestas metodológicas que parten de una reflexión preliminar en torno al propio trabajo de campo. El corpus empírico incluye una multiplicidad y diversidad de registros donde el foco está puesto en las prácticas de las directoras de escuelas secundarias seleccionadas. Así, por una parte hacemos referencia a registros propios de observación, entrevistas, fotografías, diálogos entre las directoras y diferentes actores escolares y barriales, conversaciones vis a vis (directora- investigadores) en diferentes contextos y formatos que incluyen en algunos casos la producción de material audiovisual. Por otra parte, también incluye escritos, dibujos, imágenes, anotaciones y documentos producidos específicamente por las directoras en su hacer cotidiano o para narrar-se en este. Nuestra hipótesis es que el abordaje de las prácticas de directoras/es requiere de diseños metodológicos creativos (Armella et al., 2019; Grinberg, 2012), comprometidos e inmersivos que permitan dar cuenta con minuciosidad y profundidad de las características y regularidades que presenta la dirección escolar en la cotidianeidad. Algunos de estos resultados- aportes dan cuenta de la potencialidad y riqueza de estudiar estas prácticas mientras ocurren: “en vivo”, permitiendo en ese marco, el desarrollo de renovadas técnicas de producción de información que tengan en cuenta particularmente las condiciones en las que se producen las prácticas de dirección escolar. Palabras claves: Dirección escolar- investigación creativa- escuela secundaria- desigualdades sociales 1. Intro: “Rayuela” o zurcir episodios para contar múltiples historias En este trabajo, nos inspiramos en la estructura fragmentaria de Rayuela (Cortázar, 1963) para abordar una discusión metodológica sobre el estudio del hacer direccion en escuelas secundarias. Al igual que la novela invita a múltiples lecturas y conexiones entre sus capítulos desordenados, proponemos una aproximación que valore la complejidad y multidimensionalidad de las prácticas (Foucault, 1979) de directoras/es, evitando enfoques lineales y reduccionistas. Nos preguntamos cómo se construye el conocimiento sobre la dirección escolar y destacamos la creatividad como elemento clave para comprender sus complejidades y singularidades. A través de episodios reales producidos y registrados en un trabajo de campo iniciado en el año 2021 y presentados sin un orden preestablecido mediante signos, buscamos generar un espacio de reflexión sobre las diversas formas de investigar y comprender la práctica directiva, reconociendo que su valor y potencia residen en la interacción de múltiples perspectivas y métodos. En contraposición a las lógicas desaprensivas y extractivistas que caracterizan a algunas investigaciones, abogamos por diseños metodológicos que privilegien nuevos lenguajes, la producción de información multimodal y, sobre todo, la implicación y el compromiso con las instituciones y sus sujetos. Buscamos propiciar abordajes inmersivos y registros ‘en vivo’ del hacer dirección en la vida diaria de las escuelas, reconociendo la importancia del contexto (Braun et al., 2017) y la experiencia del vínculo entre investigador y directoras en la producción de saberes. Episodio #: “¿Vos quien sos?” Devenir docente-investigador Schwamberger (2020) destaca que una de las claves de la investigación en terreno es, precisamente, volverse una cara conocida. Esto es, alguien cercano/a, habitual, identificable, alguien familiar, alguien asiduo. Sin embargo, ello no siempre supone que esa recurrencia en el trabajo de campo, en las visitas y en las presencias regulares sea algo sabido, claro y conocido por todas/os en el contexto que se investiga, incluso, para quien investiga. El siguiente episodio trata de ilustrar lo anterior. Es junio de 2023. La directora de la escuela C programó a lo largo de la semana una serie de reuniones con familias para conversar ‘problemas de conductas’. Le pregunto si me permite asistir a alguna, responde que sí y contrapregunto “¿A cuál te parece que venga?”, con una inmediatez asombrosa responde “vení a la de 4to, que va a estar ‘picante’”. Imagen 1- Agenda de la directora de la escuela C Fuente: Registro de campo, junio de 2023 Llega el día y asisto a la reunión. El aula más grande de la escuela estaba a tope de familias y estudiantes. Decido ubicarme en un lugar donde no interfiera pero a la vez, pudiese registrar el transcurrir de la reunión. Me siento al lado de una estudiante. Nos encontramos con la mirada, nos resultamos conocidos. Ella decide comenzar la charla “¿vos quien sos?”, titubeo ante la pregunta inesperada y ella repregunta “¿sos profe?”, vuelvo a titubear porque me veo tentado a responder que sí en el contexto en el que me contaba, pero le respondo “no”, “¿sos inspector?” insiste, “no” vuelvo a responder, “del equipo de orientación no sos”, “no” respaldo con la cabeza, y “entonces ¿quién sos?”, soy investigador de la UNSAM respondí y seguido le conté brevemente por qué iba seguido a la escuela. Episodio *: “¡Viniste!... no sabes lo que me pasó hoy” Es noviembre de 2022. Días atrás le había escrito a la directora de la escuela A para anticipar el día que iba a ir a la escuela. No volví a escribirle para reforzar el aviso. Llegué a la escuela y subiendo las escaleras la observo ir y volver a un ritmo acelerado entre la oficina de dirección, la preceptoría y dos aulas. Al volverse hacia la dirección observa mi llegada “¡Viniste!... no sabes lo que me pasó hoy” mientras grita, suspira y eleva los brazos mostrando alegría y satisfacción. Inmediatamente a nuestro encuentro se desata la catarsis, esto es, el desglose pormenorizado, cargado de emociones y gestualidades, de aquello que atravesó su jornada. La cuestión de la catarsis en las prácticas de las/os directoras/es es una peculiaridad asiduamente reconocida y escasamente explorada en la investigación educativa porque se la asume como el efecto propio del desborde y el multitasking que presenta el hacer dirección (Gvirtz et al., 2012). Imagen 2- Conversación con directora de la Escuela A durante almuerzo Fuente: Registro de campo, noviembre 2022 Sin embargo, para nosotros la catarsis es algo más que efectos inevitables del hacer dirección. Desempeña -en acuerdo con Aristóteles (335 A.C./1946) y Arendt (1996) - una función política. La catarsis -dirá Arendt- es “la aceptación de las cosas tal y como son. De esta aceptación, que también puede llamarse veracidad, nace la facultad de juzgar” (p. 275-276). El sentido que la pensadora otorga en esta cita sigue la línea de Aristóteles (335 A.C./1946), quien otorgaba a la catarsis (<<Kàtharsis>>) un ejercicio liberador sobre sí que le permitía a los individuos no perder de vista sus propósitos de acción. Exponer abiertamente y sin artificios aquello que se cree es más que un acto de liberación -dirá Nietzsche (2004)- es un acto creador, es una forma de arte en la medida que permite superar el nihilismo y afirmarse a la vida en plenitud. De modo que la catarsis así entendida no supone despojarse de cargas emocionales, de cuestiones apremiantes o de tensiones reprimidas sino considerarla como aquello que constituye al sujeto y que forma parte de su experiencia cotidiana, en este caso, como directoras/es de escuelas secundarias. Lleva en su enunciación, siguiendo el tono de las/os pensadoras/es precedentes, algo también de trágico. Trágico en el sentido que le asigna Beiner (2003) al juicio humano toda vez que se “enfrenta sin cesar a una realidad que nunca puede dominar del todo y con la que, sin embargo, debe reconciliarse” (p. 247). Para las/os directores/as más que reconciliación, implica lidiar o sortear una serie cotidiana de efectos imprevisibles e indeseables que emergen mientras se conducen las escuelas (Frigerio et al., 1992). En este contexto, hablar, se vuelve una necesidad profunda de expresión que conecta con la dimensión política y personal de su labor. Es en ese espacio mutuamente construido de confianza donde el diálogo actúa como un puente, facilitando que las directoras encuentren, a través de la palabra, una vía para entender, reflexionar y, al mismo tiempo, problematizar (Foucault, 1999) las condiciones cotidianas de su hacer.