La ciudad de Rosario es la más violenta de la Argentina. Alcanzó está condición en el año 2013 y desde entonces se mantuvo sin variación. Actualmente, su tasa de homicidios cuadruplica la media nacional y esto se explica por los niveles de fragmentación del mercado ilegal de drogas a nivel local y la incapacidad del Estado para regular dicho mercado. La problemática criminal de Rosario es sumamente compleja, pero se encuentra lejos de asemejarse a lo que sucede en Sinaloa, en Rio de Janeiro o en la Medellín de Pablo Escobar, por más que los medios de comunicación nacionales se empeñen en forzar estas analogías. Se requiere comprender la naturaleza específica del problema para procurar soluciones innovadoras que se ajusten al caso. Al respecto, el presente trabajo se propone abordar las formas en las que los grupos criminales presentes en Rosario se estructuran, los mercados ilegales en los cuales intervienen y la forma en la que hacen uso de la violencia. En este sentido, en un primer momento, procuraremos diferenciar a aquellos actores criminales que se orientan al macrotráfico internacional de cocaína de otros que se dedican únicamente al narcomenudeo. Al mismo tiempo, daremos cuenta de los grupos criminales que pudieron evolucionar más allá de una pandilla barrial y que lograron establecer franquicias en todo el territorio de la ciudad, de otros que se mantuvieron en ese estadio.