La investigación propuesta busca responder a la pregunta ¿Cómo se forma la identidad de género de un adolescente a partir de la percepción de otro?, considerando que la adolescencia constituye un momento de transformaciones profundas, tanto biológicas como sociales y emocionales. En este proceso, la mirada externa se convierte en un factor clave que puede facilitar o limitar la construcción identitaria. Los interrogantes del trabajo orientan la indagación hacia cuatro dimensiones centrales: la influencia de las amistades, el papel del entorno familiar, la función de la escuela y el impacto de las redes sociales. A partir de estos ejes, se plantea como objetivo general comprender los procesos de construcción de la identidad de género en adolescentes de la ciudad de Villa María en 2025, con el fin de aportar al desarrollo de espacios más inclusivos. Entre los objetivos específicos se destacan la configuración de las redes de relaciones, la identificación de los sentidos circulantes en ellas y el análisis de los efectos de estos sentidos sobre la adolescencia. En la fundamentación teórica, diversos autores abordan esta temática desde distintas perspectivas. Rocha Sánchez (2009) entiende la identidad de género como una construcción compleja, influida tanto por factores biológicos como sociales y culturales. La familia, como señala Rocha Sánchez (2012), juega un rol en la transmisión de estereotipos; mientras que la escuela, según García Álvarez y Blanco Melón (2007) y González Quintero et al. (2019), puede reforzar o cuestionar los roles de género tradicionales. La dimensión contemporánea se observa en el impacto de las redes sociales, donde la validación a través de interacciones digitales influye en la autoimagen y autoestima, tal como plantean Morduchowicz (2023) y Cáceres Lembcke y Otoya Puccio (2021). Asimismo, investigaciones como las de Restrepo, Gómez y Ramírez (2018) destacan la importancia de la aceptación social como factor protector del bienestar adolescente, mientras que el rechazo, según Narváez-Mora (2019), puede generar aislamiento, conflictos emocionales y vulnerabilidad psicológica. Estos aspectos se vinculan directamente con la autoestima (Nava, s.f.) y con la salud mental, entendida en términos amplios de resiliencia y bienestar integral (Rodríguez, 2020). El diseño metodológico planteado es cualitativo, basado en entrevistas a especialistas y grupos focales —mixtos y diferenciados por género—, con el propósito de recuperar experiencias y percepciones directas de adolescentes. El análisis de estos datos permitirá comprender cómo las interacciones sociales modelan la construcción identitaria.