Ser ciudadano es un gran desafío del cual, como miembros de una sociedad pluralista y democrática, no podemos huir. Votar es un derecho y un deber. En nuestro país, el sufragio se presenta camuflado a través de una definición que, a simple vista, resulta ser un tanto oximorónica. Es un deber cívico, una obligación, pero a al mismo tiempo y, sobre todo, el sufragio es un derecho que debería ser inalienable. En teoría votamos propuestas, ideas, proyectos, no votamos sólo personalidades. La pregunta es ¿Cómo decodificamos el discurso político de nuestros gobernantes o de los aspirantes a algún cargo público? ¿Cómo comprendemos lo que nos dicen? Este trabajo surge de una convicción: para ejercer libremente la ciudadanía es necesario saber qué se vota, es decir, comprender lo que nuestros candidatos nos proponen. Sin embargo, el discurso político tiene sus propias estrategias discursivas. La construcción del emisor, de los receptores y de la oposición son pilares fundamentales sobre los cuales descansa la eficacia de cualquier discurso político. Por este motivo, nuestro objetivo será investigar cómo se construye Cristina Fernández de Kirchner en sus discursos y cómo construye a los otros,a la oposición. Con este objetivo, y en relación con el léxico, nos centraremos en los conceptos de ethos y pathos y en los distintos recursos léxicos (signos ideológicos, subjetivemas, ideologemas, etc.) que utiliza Cristina Fernández de Kirchner para construirse y legitimar su lugar como presidente de la Nación y como primera mujer elegida popularmente para ocupar ese cargo. A partir de un análisis cualitativo de los datos logramos reconstruir posiciones de enunciación que van desde la construcción de una supuesta objetividad a la expresión directa de valoración y crítica. Posiciones que, a su vez, le permiten a nuestra presidente pasar de las formas marcadas a las no marcadas de la heterogeneidad discursiva, nombrar o elidir a la oposición,tergiversar los dichos de los otros, etc. Nuestro trabajo ahonda, por ende, en las formas que utiliza la presidente para nombrar a los otros y para nombrarse a sí misma, atendiendo al léxico que utiliza para lograr sus propósitos.