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Dispositivos pedagógicos y relatos de futuro en contextos de extrema pobreza urbana
Machado Mercedes Libertad y Grinberg, Silvia.
En Debates en pedagogía: Teoría, formación e intervención. La plata (Argentina): UNLP.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pZVb/F4n
Resumen
Desde fines del siglo XX los diagnósticos de nihilismo y sinsentido de la escolaridad gravitan tanto sobre los sujetos como sobre la institución. Si bien, la falta de participación e interés en la escuela, por parte de los estudiantes se ha visto ser cuestionada, en las tomas y protestas callejeras que desde 2009 se vienen realizando en distintas ciudades de América Latina, principalmente Santiago y Buenos Aires , de cualquier modo, sobre los estudiantes secundarios, sigue pesando una suerte hipótesis ligadas con el desgano y el desinterés, entre tanto otros adjetivos; imputaciones que se hacen más frecuentes cuando los jóvenes viven en contextos de extrema pobreza urbana. De hecho, los estudios de juventud, suelen hacer referencia a cómo los jóvenes son caracterizados por los medios masivos de comunicación, principalmente aunque no sólo, como sujetos descomprometidos, apáticos, indiferentes o conflictivos y violentos (Entre otros ver, Brito, 2008; Chávez, 2005; Reguillo Cruz, 2000 y Saintout, 2009). Respecto de los jóvenes provenientes de los sectores más pobres a esos diagnósticos, se suma un proceso de criminalización que presenta un arsenal de historias marcadas por la delincuencia, los crímenes, la peligrosidad, la muerte, el uso de armas y/o el consumo/venta de drogas. Estas imágenes, forman parte de las dinámicas de culpabilización que condena a los sujetos como únicos responsables de su situación, enmascarando la estigmatización así como los procesos sociales ligados con la producción y profundización de la desigualdad. Ahora bien, en este escenario de reclamos, nos preguntamos junto Agamben (2001), en qué medida les exigimos a los jóvenes aquello que nosotros mismos, los adultos, no podemos sentir o vivir. Los discursos de la caída de valores y la decadencia que, generalmente, son atribuidos a los jóvenes, constituyen una expresión del miedo que produce este nuevo tiempo (Saintout, 2009). Hoy ?el futuro es pluridimensional y los modelos explicativos de las generaciones anteriores ya no alcanzan como guía? (ibid. 42). Desde el punto de vista de un debate pedagógico, como el que se procura aquí, la interrogación entendemos, requiere considerar en qué medida una sociedad, que presenta serias dificultades de transmitirle algo a alguien, le recrimina a los jóvenes aquello que no es capaz de hacer y, más específicamente, por el lugar de los adultos en tanto que responsables tanto del porvenir de los recién llegados, como de la posibilidad de habilitar espacios para pensar en torno al futuro, las esperanzas y temores (Augé, 2012). Así, en este campo de cuestiones nos importa, aquí, desde una mirada pedagógica describir los dispositivos a la luz de los relatos de futuro de los estudiantes. Ello con una doble preocupación. Por un lado, la discusión de ese carácter de pesimismo de los jóvenes que, los propios acontecimientos cuestionan. Y seguidamente, porque entendemos que es con y a través de esos relatos de futuro que, a diario, se hace escuela y educación. La tarea de educar supone una acción que se realiza en el presente, desde un pasado, pero en miras del futuro. Sin la articulación operada por el recuerdo ya no hay relato que se pueda transmitir. ?Sin testamento o, para sortear la metáfora, sin tradición ?que selecciona y denomina, que transmite y preserva, que indica donde están los tesoros y cuál es su valor-, parece que no existe una continuidad voluntaria en el tiempo y, por tanto, hablando en términos humanos, ni pasado ni futuro: solo el cambio eterno del mundo?? (Arendt, 1996: 11). A diario jóvenes y docentes se encuentran en las aulas con alguna idea de futuro que orienta, oficia como telos, como episteme (Foucault, 1999). Sin esa imagen y/o esperanza de futuro sencillamente las escuelas no podrían abrir sus puertas porque su tarea descansa en la posibilidad misma del mañana. Desde aquellas imágenes de la educación ligadas con la paideia, hasta Comenio, Kant, Condorcet, o, Sarmiento, así como otros autores latinoamericanos del siglo XX, como Freire, la educación comporta siempre algún tipo de relato de futuro. Nos preguntamos, entonces, por esos relatos en la actualidad de la vida escolar atendiendo a las, preocupaciones, deseos y miedos que manifiestan los estudiantes cuando piensan acerca de sus vidas. A través del trabajo de investigación que estamos realizando en una escuela secundaria emplazada en contextos de extrema pobreza urbana en el Conurbano Bonaerense, nos centraremos, aquí, en aquello que emerge de las palabras e imágenes producidas por los estudiantes a los efectos de describir qué dicen sobre el futuro, su futuro, cómo se muestran en relación con este, qué les gustaría para sus vidas, que cambiarían de ellas, con qué sueñan, cuáles son sus miedos. Específicamente importa describir el lugar que le asignan a la escuela y al barrio en sus proyectos y/o planes. A modo de hipótesis, proponemos que a pesar del nihilismo y el desencanto que pesa sobre estos estudiantes y las escuelas, sus producciones hablan, nos hablan de valores, sueños y deseos donde ella tiene un protagonismo central. El trabajo de campo se realizó, desde un enfoque etnográfico, a través de observaciones y registros de clases y entrevistas, principalmente, a estudiantes. Asimismo, se recupera material audiovisual producido por esos estudiantes en el marco de un taller de video documental que venimos desarrollando desde hace 4 años . El registro audiovisual provee un material que pueden volver a verse en forma continua (Taylor y Bogdan, 1987), capta realidades y situaciones sociales de las instituciones y de los sujetos que conviven en ellas, pero también deseos, emociones, gestos, motivaciones, interacciones, movimientos de los individuos. Recuperando a Nietzsche entendemos la noción de sueño como la capacidad de soñar sabiendo que se sueña, como aquellos sueños soñados despiertos que no permiten conformarse con lo malo existente, que no aceptan renuncia, sueños que proceden todos de la falta de algo, sueños de una vida mejor, de mejora del mundo. Desear que las cosas mejoren, como señala Bloch (2004), es algo que nunca cesa en el hombre ya que del deseo uno nunca se libera o lo hace solo engañosamente. El amor, formar una familia, tener una casa grande y linda, viajar por el mundo, conocer otras cosas y a otras personas, el desear de futuro, paz, compromiso, éxito, cuidado de la tierra, son algunos de los anhelos, deseos y sueños que los jóvenes nos relatan diariamente en la escuela.
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