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Escribir para ser evaluado: Una reflexión interdisciplinaria pendiente
Carlino, Paula.
Jornada del Grupo de Pesquisa Letramento do Professor. Departamento de Lingüística Aplicada do Instituto de Estudos da Linguagem, Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), Campinas, San Pablo, Brasil, 2005.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/p1s1/RFh
Resumen
En esta presentación, someto a debate la idea de que la evaluación escrita que habitualmente se realiza en gran parte de los espacios curriculares es una práctica no teorizada sino repetida por la fuerza de la costumbre. Y que, en cambio, su análisis desde un enfoque inter/multidisciplinario puede contribuir a alentar que los docentes de todas las asignaturas y niveles educativos planifiquen las situaciones de evaluación por escrito para volverlas más formativas. Parto de los trabajos que señalan que la evaluación escrita es un camino privilegiado que tenemos los profesores de cada materia para incidir en el aprendizaje de los alumnos. Desde el punto de vista de gran parte de los estudiantes, cómo y en qué se los evalúa define lo que las cátedras esperan de ellos. Las situaciones de evaluación-acreditación establecen así el currículum real (lo que aprenden de hecho los alumnos), ya que es hacia ellas a donde dirigen sus esfuerzos en el estudio. La evaluación escrita, bien planteada, puede resultar entonces una oportunidad de aprendizaje, siempre y cuando sea explícita (comparta de entrada con los alumnos los criterios para su desempeño exitoso), válida (evalúe lo que se ha enseñado y no otra cosa), educativa (provea retroalimentación para que puedan ser mejorados los escritos iniciales) e internalizable (ayude a formar los criterios de la autoevaluación). Centro mi exposición en un relevamiento realizado acerca de las formas de evaluación escrita presentes en los estudios superiores argentinos. En éstos, las prácticas evaluativas habituales discrepan de aquéllas que la investigación psicológica, lingüística y educativa recomienda como deseables. En nuestras casas de estudio, el profesor suele dar la consigna y leer el producto terminado. En cambio, la bibliografía sugiere que en las buenas prácticas evaluativas el docente provee orientaciones previas y durante el proceso de producción escrita. Analizaré éstas y otras características contrastantes entre las evaluaciones menos y más fecundas para ayudar a aprender simultáneamente los contenidos conceptuales disciplinares y cómo escribir sobre estos contenidos. Argumento que cambiar las situaciones evaluativas usuales para acercarse a las deseables requiere un trabajo interdisciplinario para modificar la cultura académica en la que nos movemos los docentes, cuyas actuales prácticas no suelen ser cuestionadas porque, al haber sido heredadas de generaciones docentes anteriores, nos resultan naturales y parecen necesarias. Asimismo, dejaré planteado el problema de que un cambio de concepción es necesario pero no suficiente para impulsar la evaluación como instancia formativa. La evaluación corriente, a pesar de que desaprovecha su potencial para enseñar a los alumnos los conceptos y las convenciones discursivas de las asignaturas, resulta funcional a la escasez de recursos de nuestras instituciones educativas.
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