El servicio social escolar es una de las especialidades del trabajo social. Con el tiempo, la escuela reconoció que este servicio es el complemento de la labor que se desarrolla en las aulas. La tarea primordial consiste en coordinar los esfuerzos y actividades de directivos, maestros, estudiantes y familias. En relación al área de discapacidad, se puede trabajar en tres etapas o fases: “encuentro”, “conocimiento y aprendizaje” y una tercera fase que propicie el “intercambio” de las relaciones entre iguales, siendo lo importante pasar del “tú me pides, yo te doy” al “intercambio de aportes”. Es desde aquí, donde fue posible, desde la institución en la que trabajo (Centro Educativo Integral “CRECER”, de la localidad de Noetinger), pensar en una actividad institucional y comunitaria a la vez, que se llama “Caminata de los Colores”, a partir de un trabajo en red con todos los actores sociales de la localidad: nuestro Centro educativo, Municipio, Instituciones educativas y deportivas como así también algunas escuelas especiales de la zona. En esta propuesta, todos tuvimos un rol que cumplir, un aporte que entregar para ir construyendo una nueva cultura que reconozca y valore la diversidad, a entender que somos todos iguales y todos diversos al mismo tiempo. La intervención social desde la que me posiciono procura un trabajo que va desde las subjetividades hacia las condiciones o situaciones del mundo exterior; por lo cual, actividades como la mencionada anteriormente, buscan en el proceso social la inclusión de los/las estudiantes con discapacidad en la sociedad. La finalidad del trabajo social, refleja un compromiso ideológico con un sector vulnerado históricamente, que requiere como condición primordial el trabajo interdisciplinario e intersectorial, de modo que nos permita generar estrategias de intervención, lo más pertinentes y eficaces posibles.