Desde el Área de Accesibilidad y DDHH perteneciente a la Secretaría de Bienestar de la UNVM, cuando referimos a una persona con discapacidad, los hacemos pensando en la singularidad de un/una sujetx de derecho y se haciendo referencia a personas con alguna deficiencia motriz, sensorial, intelectual o mental y que, debido a las barreras con las que se encuentran en los diferentes ámbitos de la sociedad, no pueden acceder a una participación plena, al ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales. Para quienes trabajamos con la temática de la Accesibilidad en la UNVM, cuando se habla de persona con discapacidad, o persona en situación de discapacidad, se habla de una persona con derechos, derechos humanos y las libertades fundamentales que le competen. Se promueve correr la mirada desde el déficit, como elemento constitutivo de una persona en situación de discapacidad, para hacerlo hacia la sociedad que es quien ofrece barreras que le dificultan y, en ocasiones, le impide el acceso a espacios y actividades propias de la vida en sociedad. Las personas con discapacidad que eligen nuestra Universidad para realizar su formación profesional, suelen tener requerimientos que los podemos clasificar desde tres dimensiones: accesibilidad arquitectónica, comunicacional o académica. La cultura y la práctica educativa no excluyentes centradas en la interacción docente – estudiante y en relación al contexto social, muestra que las barreras en relación a los aprendizajes y a la participación de lxs estudiantes con discapacidad, se deben fundamentalmente a las actitudes, prejuicios, temores e ignorancias que se presentan en las personas y en el contexto. A lxs docentes se les plantean permanentemente interrogantes en cada situación educativa y deben operar frente a la diversidad de situaciones que se presentan. Apuntamos a un abordaje que permita combinar intervenciones a nivel colectivo con intervenciones a nivel de la singularidad.